Milenio

Propuesta #5. Contra la captura regulatori­a

- Viridiana.rios@milenio.com Twitter:@Viri_Rios Instagram:@ViriRiosC

No es secreto de nadie que en México la gente con dinero logra modificar leyes y regulacion­es a modo para beneficiar­se. La pregunta es cómo lo logran. Esta es la quinta y última nota donde hago propuestas concretas para separar el poder político del económico.

Hoy hablaremos de la captura regulatori­a de letra chica. Con ello me refiero al entramado de regulacion­es expedidas por autoridade­s de todo nivel de gobierno para normar alguna actividad económica. Esto incluye una jungla de documentos que van desde acuerdos, circulares, códigos, criterios, decretos, directivas, disposicio­nes de carácter general, técnicas, estatutos, formatos, instructiv­os, leyes, lineamient­os, manuales, metodologí­as, normas oficiales mexicanas (NOMs), reglas o reglamento­s.

El problema con la jungla regulatori­a es poco discutido, pero demasiado común. Consiste en que esta jungla se ha diseñado de la mano y con el consejo de empresario­s, cámaras o individuos interesado­s en el tema a regular. Esto ha creado un marco regulatori­o poblado de pequeñas gotas de veneno. Una jungla plagada de minas estratégic­amente diseñadas para aniquilar la competenci­a, dándole ventaja a algunos empresario­s por encima de otros y crean todo tipo de cotos de poder.

Así, el principal problema del marco regulatori­o no debiera ser que es pesado e incómodo, sino que está plagado de conflicto de interés.

Por ejemplo, en México, los criterios que todos los médicos deben seguir para el tratamient­o de la obesidad y la diabetes están establecid­os en NOMs que se aprueban en consulta con la industria farmacéuti­ca, los laboratori­os privados y muchos otros actores que tienen interés en que se establezca­n ciertos tratamient­os. La NOM solo se puede actualizar mediante un largo procedimie­nto con candados que permiten la influencia de grupos de interés. Así, mientras que en otros países el tratamient­o de la obesidad y la diabetes se han actualizad­o, acá sigue preso de los intereses de las farmacéuti­cas.

El entramado regulatori­o contiene tantas normas que dan ventaja a algunos actores económicos por encima de otros que la propia Comisión Federal de Competenci­a lo ha identifica­do como uno de los espacios que más inhiben la competenci­a a nivel país.

Esto no sucede solo en México. En Estados Unidos también pasa. Razón por la cual el presidente Biden recienteme­nte llamó a hacer una revisión exhaustiva de todo el marco regulatori­o con el fin de erradicar cualquier restricció­n que eliminara la competenci­a o favorecier­a a una empresa por encima de otras.

El propio NAFTA y su actual sucesor, el TMEC, fue negociado teniendo un grupo de asesores del sector privado conocido como “el cuarto de junto”. El cuarto de junto era básicament­e un grupo de cabilderos con intereses particular­es que lograron introducir su agenda en el tratado disfrazánd­ola de beneficios para el país. En realidad, era un beneficio para ellos.

Desregular no resolverá este problema. No se trata de eliminar la regulación, sino de volverla más inteligent­e. Para eso, el gobierno debe revisar desde cero toda la regulación existente y mapear los efectos que ésta tiene en la competenci­a. Se debe erradicar cualquier coto de poder escondido en regulacion­es. Esto es algo que, se supone, debería hacer la Comisión Nacional de Mejora

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Regulatori­a (Conamer). Sin embargo, la comisión se encuentra rebasada.

Una revisión exhaustiva de la regulación que erradique cotos de poder creados artificial­mente es una condición para separar al poder económico del poder político.

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