Zapes, mañañeras y pelos verdes
No se sabe qué causa más ternura, si Sandra Baticuevas alegando que sus esbirros le dieron solamente unos “zapes” a una persona que supuestamente la amenazó de muerte (esto viniendo de una señora que se la pasa amenazando y correteando gente —acordémonos de su clásico “¿A quién hay que madrear? ¡A Claudia
Sheinbaum!”— sí da un poquito de risa), o Brozo el Trujillo gelatinoso y derechoso haciendo señas obscenas en un programa de televisión para documentar sus histerias de anticomunista primitivo.
Ahí están los videos de mi Sandy en plan autoritario y represivo, creyendo que poniéndose en onda dí azor da cista va a ganar el aprecio de la ciudadanía que le da algo entre asquito y miedo. Y qué decir del payaso de los pelos verdes que, en representación de su jefe Roberto Madrazo, y sintiéndose el nuevo #SacoDePusse desgañita en contra de una dictadura que solo existe en su cabecita sin sinapsis y pretende defender a una libertad de expresión que si no existiera como él dice, no podría hacer las señas obscenas con las que ha sustituido la comedia y el sentido del humor.
Algo que solo se puede comparar con la estrategia de fake news que en la oposición han soltado a tontas y a locas y que por ridículas les granjean burlas y memes sin fin. Ahí está el asunto de un supuesto documento donde habría por parte del gobierno la intención de abolir la propiedad privada. Algo que legalmente sería imposible y hasta ridículo, sobre todo porque según los datos aportados por Robin Brooks, estratega y analista de Goldman Sachs, que por su atractivo económico México es de las muy pocas economías emergentes que han crecido después de la pandemia y por ello se ha convertido en “un auge masivo de inversiones”. Sí, ya veo a los grandes inversionistas metiendo su lana en un país donde se los van a llevar al baile. No se rían.
Se entiende la desesperación profunda en la que viven en el sector opositors ante la debacle que vive la campaña de Xóchitl Gálvez (ni el entusiasmo de Mr. notarías, Markititito Cortés ni el anuncio de su mañañera, en vez de ayudarla la fulminan peor que cuando se queda sin teleprompter), pero son tan burdas sus estrategias que terminan escupiendo al cielo.
Eso de mandar a Cabeza de Vaca, la misma vaca, a hablar de una dictadura de una manera harto delirante, nomás no coadyuva. Bueno, hasta Ciro Gómez Leyva en entrevista casi casi le dijo “A ver, repite conmigo, exageré, exageré, exageré”.
Cómprense una vida. O mejor dos. * _