«Hay una tormenta de dignidad en España que cada día es mayor»
Feijóo promete ante más de 45.000 personas liderar un «rescate democrático»
Una cálida apacibilidad dominical dominaba los alrededores de la Plaza de España cuando sólo faltaban 15 minutos para el inicio de la protesta del PP contra la Ley de Amnistía y los pactos de Sánchez con Junts. Cientos de simpatizantes del PP remontaban la Cuesta de San Vicente, el Tourmalet del Madrid de los Austrias, en un silencio esforzado que sólo quebraba la voz ronca de un vendedor ambulante: «¡Bandera de España a cinco euros, tres por 10! ¡Son grandes!». Se iban agolpando miles de personas en una protesta unánime contra la amnistía y la posibilidad de un referéndum de independencia de Cataluña. «¡Puigdemont a prisión!» volvió a ser el grito estrella, pero esta vez hubo menos afluencia, a vista de cronista, que en la convocatoria que desbordó en septiembre la Plaza de Felipe II con más de 60.000 personas.
Sin embargo, en los últimos minutos, sobre la bocina de los discursos, llegan riadas de manifestantes desde la Gran Vía, desde Princesa y desde Bailén, conque en Génova estiman la concurrencia en «más 70.000 personas». La Delegación del Gobierno –con los datos de la Policía, que se llevó, por cierto, el mayor aplauso de la jornada junto a la Guardia Civil, por su labor en Cataluña en los años del procés– habla de 45.000 personas. Entre ellas, dos ex presidentes como José María Aznar y Mariano Rajoy, que quisieron acudir como particulares, sin tomar la palabra. Y 14 líderes regionales del PP, todos menos los de Canarias, Cantabria y Galicia, que se encuentra en plena precampaña.
«Nunca un partido había sacado a tanta gente a la calle» como el PP en la acumulación de protestas contra Pedro Sánchez y sus pactos con Junts, Bildu y ERC, defendió Alberto Núñez Feijóo. Por eso el presidente del principal partido de la oposición avisó de que su partido volverá a protestar pa
ra «derribar el muro» junto a «todos los españoles unidos».
«Vamos a rescatar democráticamente este país y vamos a restituir la igualdad de todos», prometió a los suyos. En ese rescate, «la palabra será para cumplirse, los delitos serán castigados, los ciudadanos serán respetados y el Gobierno será de todos y para todos». «Pedro Sánchez será el pasado que vamos a olvidar entre todos», añadió.
«No será cuestión de un día, será el tiempo que decidan los independentistas
, pero se tarde lo que se tarde, aquí estaremos de pie, defendiendo la concordia. Os aseguro que este país no se va a rendir».
Entonces lo interrumpieron gritos de «¡España unida jamás será vencida!» y «¡Feijóo sí, Sánchez no!». Y después: «¡Feijóo presidente!». «Estuvimos a punto», respondió él desde el escenario.
Para Feijóo, «los españoles tenemos derecho a decidir, claro que sí, pero todos, no que los independentistas decidan por nosotros». «Han desatado una tormenta de dignidad en España que cada día es mayor, cada día está más consolidada, cada día somos más», enfatizó. «Ningún español merece la condena de la miseria política, económica y moral», proclamó. «No hay terrorismo bueno o malo, sino un Gobierno nefasto que no tiene vergüenza», dijo Feijóo, que calificó de «terrorismo» los actos ocurridos en Cataluña durante el procés.
Antes que él, Isabel Díaz Ayuso profetizó que «esta pesadilla tiene los días contados» porque «Sánchez se está hundiendo». «Tiene los días contados, y ese final se acerca a gran velocidad», insistió.
«Criminalizan la vida normal y normalizan el crimen, porque pactan con él», afeó al Gobierno, antes de vaticinar un «castigo» para Sánchez en las urnas. «¡Mentiroso!», remató, antes de amparar al juez de la Audiencia Nacional Manuel GarcíaCastellón, que se llevó otro de los mayores aplausos de los asistentes.
Y José Luis MartínezAlmeida pronosticó muchas más manifestaciones y protestas: «Se van a cansar de vernos en las calles, por España y por los españoles». «Esto no se va a convertir en una colonia de sanchismo. Esto no va a ser un cortijo de sanchismo y sus secuaces. Esto, con todos nosotros en la calle, va a ser la mejor España que nunca nos hemos dado, que es la España del 78», remató.
Al finalizar el acto, bajo un sol imprevisto, como de veranillo de San Miguel, la bajada de la Cuesta de San Vicente ya tenía otro ánimo entre desahogado y bullicioso. Como de vermú.