Proyecciones 2024
Habrámuchasproyeccionesyestimaciones de las variables para este año. Encontrar alguna en que haya coincidencia unánime es complicado; sin embargo, hay consenso en que éste será un año de menor crecimiento. Aunque a escala global parece que no habrá un gran impacto —de 2.90 por ciento en 2023 a 2.70 en 2024—, en nuestro país, sí.
Es inminente que viene una desaceleración, consecuencia natural de haber tenido tasas altas. Para nuestro país, lo que más importa es cuánto crecerá la economía de Estados Unidos y a qué ritmo disminuirá su tasa de referencia. De la primera variable saldrá también el crecimiento de nuestro país, y de la segunda, Banco de México podrá más o menos igualar el ritmo de las disminuciones, pero con cierto margen para mayores recortes. Es decir, es más fácil tener más y mayores recortes con la tasa a 11.25 por ciento que a 5.25. Lo anterior me hace inferir que la diferencia de 6 por ciento este año puede recortarse hasta 4 por ciento, o incluso un poco más. Esto es muy relevante para efectos de la proyección del tipo de cambio, pues entre más chico se hace este diferencial, más puede devaluarse el peso frente al dólar.
Y para empezar con las proyecciones, la más importante es el crecimiento económico, que se estima será entre 2.40 y 2.60 por ciento, siempre que nuestro vecino del norte crezca 1.60 por ciento o más. Esta proyección es válida en una desaceleración y no prevé una recesión, es más, pronostica un “aterrizaje suave”. Después del desastroso 2020, de confirmarse el crecimiento en zona positiva, éste será el cuarto año en expansión.
La siguiente variable es la inflación, que estimo estará entre 3.8 y 4 por ciento, todavía por arriba de la parte alta de la meta de Banxico. No se nos olvide que el objetivo es 3 por ciento más/menos 1 por ciento, es decir, 2 por ciento en la parte baja y 4 por ciento en la parte alta. Lo más deseable es regresar a aumentos en los precios en el orden de 3 por ciento.
El tipo de cambio es la variable que más puede cambiar dentro de los escenarios en este año, que además verá elecciones por todos lados; en particular, las de México y Estados Unidos. De darse un escenario de estabilidad, crecimiento constante y un clima electoral pre y posfavorable, a fin de año, el peso puede situarse en 18.50 por dólar. Las remesas deben seguir cercanas a 60 mil millones de dólares anuales, el nearshoring, más las reinversiones, debe seguir en torno a 35 mil millones de dólares, y también la balanza turística aportando entradas de la divisa estadunidense.
Es por todo esto que se prevé estabilidad en el valor de nuestro peso; sin embargo, yo creo que dos variables lo pueden mover más arriba. La primera es la diferencia de tasa que, como expliqué, si se hace más chica, presiona al peso. La segunda, Basta recordar la película que ya vimos. Su repetitivo discurso de golpear a México en materia migratoria y en el acuerdo comercial T-MEC impacta de forma negativa a nuestra moneda. Es una fórmula que le funciona muy bien con su base de votantes, pues le da popularidad. Muchas de estas amenazas no llegarán a materializarse pero, en el inter, sin duda impactan. Dado este escenario de mayores bajas de tasa en México y como presidente, el dólar puede llegar arriba de 19 o 19.50.
La tasa de fondeo, esa que hoy se encuentra en 11.25 por ciento, pienso puede bajar por lo menos 2 por ciento, para
_ ubicarse en 9.25 ciento a finales de año. Si la inflación no repunta y continúa su trayectoria bajista, la tasa puede bajar 2.50 por ciento y ubicarse en 8.75 por ciento. Lo ideal y más probable es empezar a ver disminuciones en marzo de 0.25 por ciento y, si la trayectoria inflacionaria lo permite, podremos ver bajas de 0.50 por ciento. Al tiempo.