Milenio

Prometer no empobrece… al que promete

- CARLOS PUIG @puigcarlos

Hay que prometer a todo elector que si deciden por uno, les va a ir mejor. Es más, les va a ir mucho mejor. Y si votan por otra opción, les va a ir igual o peor, mucho peor.

Eso han sido las campañas siempre, prometer. Tal vez por eso es por lo que cada vez más los electores ven con mayor escepticis­mo esos discursos.

Ejemplos en nuestra particular historia sobran y a veces se condensan en lemas: bienestar para todos, venía la renovación moral de la sociedad, la solución seríamos todos, íbamos para arriba y para adelante, lo firmaban y lo cumplían y habría empleo para todos.

Ahora que el Presidente está tan insistente con lo de su más reciente libro, vale la pena revisar las últimas páginas de aquel que resumía sus promesas de campaña: 2018, la salida. En 2024, prometía, “la delincuenc­ia organizada estará acotada y en retirada”. “En 2024 creceremos seis por ciento”. “La emigración pasará a formar parte de la historia de una época ya superada”. “En 2024 no existirá la delincuenc­ia de cuello blanco y estarán erradicada­s por completo la corrupción política y la impunidad”.

Nada nuevo. Prometer no empobrece, al menos al que promete. Lo que no está claro es, a estas alturas, después de tantas promesas no cumplidas en tantas campañas, que promesas ganen votos.

Es cierto que en este proceso electoral las dos candidatas con oportunida­d de figurar en los resultados del 2 de junio han armado amplios equipos que, dicen, están construyen­do proyectos y discutiend­o soluciones, pero, seamos honestos, esos no trasciende­n a la mayoría del electorado.

El domingo las candidatas hicieron promesas. Sus equipos las han resumido en informacio­nes a la prensa. Son en la mayoría de los casos promesas que ya habíamos escuchado, en este caso, dado que es un debate lleno de temas y otros asuntos, resumidas en cortas frases. No hay sobre ellas demasiadas explicacio­nes ni, curiosamen­te siendo un debate, los adversario­s las debatieron demasiado porque, dado el ambiente polarizado, prefiriero­n atacarse con otras cosas, no con ideas. Así es la cosa, nada por qué escandaliz­arse.

Aunque un debate entre ellas hubiera sido interesant­e: ¿cómo se van a pagar esas promesas? Porque si uno ve los

_ precriteri­os de Hacienda para el próximo año, como que no sobra el dinero.

Entiendo que de eso no se habla en los debates, que hay que seguir prometiend­o, pero eso los hace tan huecos que hay que llenarlos con otras cosas.

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