¿Aburrido el debate? Pues, no es entretenimiento…
Este escribidor, para no desentonar y parecer lo suficientemente crítico, debiera poner en estas líneas que el debate escenificado por los tres candidatos presidenciales fue acartonado, aburrido, inútil (no ha servido para cambiar, según se dice por ahí, las tendencias que consagran a la aspirante del oficialismo como la suprema ganadora de las inminentes votaciones) y, encima, mal armado por los productores televisivos del Instituto Nacional Electoral.
Pues, miren ustedes, en lo que toca a que hubiera debido divertir al respetable público, no estamos hablando de entretenimiento ni de efectos especiales: se trató de una suerte de plataforma en la cual los contendientes tuvieron que exhibir ciertas habilidades y unos mínimos conocimientos sobre temas que nos interesan a los ciudadanos en tanto que vamos a ser los primerísimos afectados por las decisiones que tome, ya como primer mandataria de la nación mexicana, una de las dos mujeres que estuvieron ahí.
El otro sujeto, con su exasperante sonrisita y su catadura nada presidencial, disfrutó sus cinco minutos de gloria mediática gracias a las disposiciones del ente público que organiza las elecciones en este país pero, qué caray, nos queda muy claro que participa en la carrera para restarle puntos a la candidata repudiada por el régimen de doña 4T, y eso por órdenes superiores, o sea, del jerarca de Movimiento Ciudadano o, si nos ponemos en plan declaradamente
Podríamos afirmar, sin excesivas reservas, que la gente vio lo que quiso ver
receloso, por oscuros acuerdos celebrados a mayores alturas todavía.
Llamó la atención, eso sí, que los intérpretes de la obra no respondieran, las más de las veces, a las preguntas que les formularon los conductores sino que gastaran sus preciosos segundos a tundirse los unos a los otros (bueno, al referido individuo lo ignora ron olímpicamente sus competidoras por lo que debiéramos decir, más bien, que se dedica ron, ellas, a vapulearse mutuamente ), lanzándose graves acusaciones y embarazoso s señalamientos. Pero, bueno, se entiende porque se trataba de descalificar.
Podríamos afirmar, sin excesivas reservas, que la gente vio lo que quiso ver, es _ decir, que quien simpatizaba de antemano con la ‘corcholata’ palaciega le encontró muy seguramente grandes cualidades mientras que los seguidores de Xóchitl reafirmaron su fe en la postulante de la oposición.
En fin, fue de todas maneras un muy buen ejercicio democrático.