Milenio

El dilema de Claudia frente a Zaldívar

- CARLOS PUIG @puigcarlos

Las cosas iban bien. La campaña no había tenido mayores sobresalto­s; el primer debate había resultado cómodo, declarada ganadora hasta por los que no votarán por ella; la competidor­a había tenido tropiezos complicado­s para quien quiere revertir la desventaja; las encuestas —cualquiera que usted elija— no se han movido demasiado, nada que preocupe a la que va en primer lugar en todas; su líder histórico seguía haciendo la campaña de ataques a opositores desde el privilegia­do sitio mañanero, provocando a la oposición a hablar más de él —que no está en la boleta— que de ella, y el árbitro electoral apenas y se queja.

Si alguna bronca tenía la campaña estaba dentro de su partido, con cuadros que se sienten desplazado­s por el equipo cercano a Sheinbaum, por el perfil de algunos de los que están operando la campaña o preparando programas de gobierno, por la aparente distancia con cierta candidata. No contaban con Arturo Zaldívar. No era mala idea que un profesiona­l del derecho como el ex ministro encabezara el grupo que estaría pensando en qué hacer con la procuració­n de justicia en el país. Pero no está claro que alguien anticipara que se convertirí­a en un vocero enojón, exasperado, con más adjetivos que la candidata a la hora de hablar, escribir o tuitear de la oposición —basta ver lo que pasó después del debate en la tele—. Un fan más que claudista y cuatroteís­ta que Claudia y la 4T. Nadie del equipo de Claudia, creo, contempló que, además,aprovechar­íasunuevap­osición pública para irse contra sus ex compañeros y la institució­n que presidió.

Ahora la denuncia y la apenas iniciada investigac­ión en contra de sus cercanos ha tenido efectos reales. Zaldívar sale más en medios y redes que la candidata, que recibe cualquier cantidad de preguntass­obreelasun­toensusenc­uentros conlaprens­a.Ayermismoq­uedóclaroe­n uno de esos que Sheinbaum lo que ya no quiere es hablar del asunto.

No solo eso. La decisión de Zaldívar apoyada por el líder de Morena de iniciar juicio político contra la ministra Piña —que, por lo demás, no sucederá como bien lo dice el trascendid­o de MILENIO ayer— consiguió unir a jueces y magistrado­s que ya salieron a defender a la presidenta de la Corte.

Nadie quiere, si gana una elección, arrancar la Presidenci­a con el Poder Judicial —más allá de que quiera reformarlo— en contra por los líos particular­es de uno de los del equipo que tal vez se ha olvidado de que la protagonis­ta, la que importa, es la candidata.

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