Lo de Ecuador, por andar de picapleitos…
Hay cosas que no se hacen. Por ejemplo, tomar por asalto la embajada de un país. Es, en los hechos, un acto de guerra porque las sedes diplomáticas son parte del territorio soberano de las naciones. De tal manera, el presidente de Ecuador tomó una decisión absolutamente condenable al ordenar que sus cuerpos policiacos irrumpieran en la delegación mexicana en Quito.
Ahora bien, de la misma manera, muchas otras acciones no se deben emprender: lo de otorgar asilo a un delincuente en una embajada tampoco está nada bien. El señor Glas, antiguo vicepresidente de la nación andina, es, con perdón del término, un ratero. O, dicho de manera menos destemplada, un criminal de cuello blanco.
La justicia ecuatoriana lo ha procesado y condenado precisamente por eso, por haber aceptado sobornos de Odebrecht, la nefaria constructora brasileña, y por haber maquinado otras corruptelas.
Pero, miren, como no es un delincuente de extrema derecha sino un ladrón que milita en las filas de la izquierda chavista, el supremo gobierno de Estado Unidos Mexicanos tuvo a bien bendecirlo con la sacrosanta salvaguarda que se les otorga a los perseguidos políticos y le brindó posada –desde el pasado diciembre, según parece— en la mansión donde laboraba la distinguida embajadora de nuestro país antes de que la expulsaran los ecuatorianos.
O sea, que el sainete ya había comenzado desde antes y lo del ataque fue una suerte de des enlace fraguado por el presidente Noboa y sus audaces argumentistas. La cuestión, para ellos y para muchísimos naturales de Ecuador, era simplemente que el sujeto compareciera ante las autoridades como Dios manda y sanseacabó. Por encima de los cánones del orden internacional debería prevalecer la justicia nacional, así de sencillo.
El escribidor de estas líneas no tiene nada claro de qué va la mentada doctrina Estrada y jamás en su azarosa existencia la ha visto formulada en algún lapidario documento pero, si algo ha creído entender, es que se trata de que en otros países puedan ser encarcelados y asesinados opositores, que no se celebren elecciones libres, que no exista una prensa independiente y que, ante todo esto, México no diga ni pío.
El régimen de doña 4T, sin embargo, sí se ha entrometido en los asuntos de algunas naciones soberanas. Entre ellas, Ecuador. Y, bueno...
El ex vicepresidente Glas es, con perdón del término, un ratero