Inteligencia artificial
Algunos expertos en inteligencia artificial (IA) como Geoffrey Hinton, profesor emérito de la Universidad de Toronto, han hablado del final de la evolución humana y el advenimiento de las máquinas, que son formas “alienígenas”, no-humanas y con una inteligencia superior. Algo como lo que Stanley Kubrick y Arthur C. Clarke predijeron desde 1968 en la película 2001: Odisea del espacio, en aquel clásico filme esta forma de inteligencia estaba representada por un monolito, un paralelepípedo rectángulo.
Hasta ahora, a pesar de su acelerado desarrollo, la IA es tan solo una herramienta que no ha satisfecho las expectativas de sus creadores en los años 50, como John McCarthy. Como cualquier herramienta, la IA depende de la voluntad de su usuario, sin embargo, su potencial es demasiado grande para ignorarlo. La estructura de la IA es similar, aunque no exactamente igual, a la sinapsis del cerebro humano, sobre todo su velocidad de aprendizaje.
que resulta sorprendente es que hoy día ya cuenta con ciertas “capacidades emergentes”, las cuales no corresponden estrictamente al material con el que se le alimenta, podríamos llamarlas “asociaciones libres de ideas”.
Las herramientas de IA han aprendido a diseñar, independientemente de que carecen de emociones y de maneras críticas de pensamiento. Desde luego, el desarrollo de la IA invita a replantear la profesión arquitectónica, lo cual es algo necesario no solo por la aparición de esta técnica.
No cabe duda de que hasta ahora, la IA es absolutamente pragLo mática, pero seguramente muy pronto adquirirá capacidad de juicio e iniciativa para pensar y tomar decisiones independientemente de sus usuarios. En lugar de temerle, deberíamos incorporarla a nuestra vida diaria, como hemos hecho en el pasado con todos los demás avances tecnológicos a nuestra disposición.