Mil años no es nada
En un acto plagado de búsqueda de autoestima, el sector opositors decidió apoyar a su candidata a través de personajes que casi ni la desprestigian. Y para eso nadie mejor que Vicente Vox, que salió a echarle porras a Xóchitl Gálvez poniéndola a nivel de estadista, mientras en el estilo de la dotora Dresser y de la propia Lady X, que son el dúo dinámico de la misoginia, se puso a despotricar contra Claudia Sheinbaum.
Sí, claro, la señora Gálvez es tan estadista que presume saberse los cinco continentes y sus capitales. Así es el mundo mundial.
Lo bueno es que la oposición también se cubrió de gloria al pedirle a Martha Debayle, tan senshillita y humilde, para, en nombre de sus hijas, solicitar el voto para quien quieran, pero nunca para los comunistas. Todo en un homenaje a su abuelo, el dictador Anastasio Somoza. Mi Martita, una oligarca bery nais de pelo lacio —como le gustan a la Loaeza— casi no exhibió su clasismo ni su anticomunismo primitivo.
Seguramente esto va a calar hondo entre el naquerío que tanto adora. Aquellos que a los 60 años no han tenido oportunidad de tener una propiedad, quienes han sido afectados por el cártel inmobiliario del PAN. Mi Martita, por supuesto, debe estar muy preocupada por esos 5 millones de compatriotas que salieron de la pobreza, aunque no comparten su código postal.
Lo mejor de todo es ver que esta candidatura xochilista,* tan preocupada por los más amolados (que ya se ven regresando al infierno), es apuntalada por grandes intelectuales y periodistas que siguen empeñados en defender a María Amparo Casar, a pesar de todas las pruebas de que su pensión y prebendas estaban un poquito fuera de la ley. O sea, ¿1,000 años de vigencia una pensión? ¡Ni Matusalén! Mil años no es nada, qué febril la vacilada.
El caso más alucinante es el de Raymundo Rivapayaso, que afirma que es irrelevante si el marido de la Casar se suicidó o no. Ahí sí que el irrelevante es otro.
Ya lo del reportaje de El País, que reveló lo que nadie sabía, que PRIANchu organizó las marchas rosas que eran bien apartidistas, mejor ni hablamos.
Cómo estará la cosa que es más creíble el perdón que le dio el obispo de Chilpancingo a sus exégetas, pues casi no se ve que trata de cerrar el caso lo más prontito y que se olviden de sus reventones.
Y todavía más creíble que la Comisión Independiente de Expertos (pero dependientes de Claudio XXX), que dice que el doctor Gatell iba de hospital en hospital matando gente. ¡Grandes científicos! No se rían. _