El juicio de Paddington
Nunca estuvieron del todo convencidos con la aplicación de la tecnología dentro del juego que regularon, entregándole al mundo uno de los documentos más consultados en la historia de la humanidad: el reglamento del futbol.
Los ingleses, guardianes de las tradiciones y recelosos de los cambios que no sean impulsados por ellos, se han plantado con la autoridad que les confiere la historia, se han inconformado con la credibilidad que les ofrece su Liga y han convocado a sus clubes con la independencia que les otorga su corona imperial, a votar por primera vez desde su implementación sobre el futuro inmediato del VAR.
La Asamblea General Anual de la Premier, un órgano que goza de absoluta seriedad, se reunirá en el número 57 de Norh Whatf Road en el barrio de Paddington en el centro de Londres, para decidir si el campeonato más poderoso, seguido y admirado del futbol mundial, debe seguir tomando en cuenta el uso del VAR.
Utilizado de manera oficial por primera vez en Rusia 2018, la herramienta cautivó a medios y divirtió a los aficionados por la novedad y frescura con las que había impactado en plena Copa del Mundo, a un deporte que permanecía enclaustrado en sus estadios y consagrado a su liturgia. Parecía que el VAR había dado en el clavo: durante las cuatro semanas que envuelven al máximo evento del futbol, su operación resultó un éxito. Pero la cosa cambió cuando el VAR se enfrentó a la rutina dominical de las Ligas nacionales, la exigencia semanal de los torneos continentales y las críticas o reclamos de los medios y aficionados locales: ahí la cajita mágica empezó a crujir.
Para los ingleses hay algo inaceptable: “El discurso constante sobre las decisiones del VAR eclipsa los partidos y empaña la reputación de la Liga, erosionando su confianza”.
Pues bien, si 14 de los 20 clubes votan el 6 de junio por su desaparición en Inglaterra, el VAR enfrentará una condena internacional.
En Rusia 2018, la herramienta cautivó a medios y divirtió a los aficionados por la novedad y frescura