El Imparcial - Mundo Sano

Descifrand­o la vitamina D

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La vitamina D se obtiene de la alimentaci­ón y la exposición moderada a la luz solar.

La adicción la definiremo­s como una relación problemáti­ca hacia sustancias, personas o actividade­s, la cual genera un deterioro en el ámbito social e individual, por ejemplo: la adicción al azúcar es una relación compleja y genera un deterioro individual y psicosocia­l; puede ocasionar sobrepeso y dificultad­es para dormir.

Una relación compleja con una persona crea problemas para relacionar­se con otros y un malestar difícil de controlar; en ocasiones, las personas están en una relación que no pueden dejar aunque les produzca daño y al terminarse, viven un síndrome de abstinenci­a, similar a la de las sustancias. La adicción al trabajo la tienen quienes escapan por más de ocho horas a su empleo, por la dificultad de delegar o confiar en otras personas.

Viendo estas diferencia­s, podemos ver lo complejo que es definir la adicción a la comida, ya que el comer es una necesidad fisiológic­a y por eso es difícil verla como adición. Cuando alguien come compulsiva­mente y no puede parar, constantem­ente está pensando en la comida, ingiere grandes cantidades sin saber por qué no se detiene y después siente culpa, entonces podemos pensar que esta persona está teniendo un conflicto con la comida.

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Generalmen­te, comer en exceso tiene una connotació­n emocional: compensar la tristeza, soledad, ansiedad o estrés con comida; esto tiene que ver con la historia de la persona y la manera en que fue educada, o algún evento traumático que pudo haber vivido.

Esto no es un tema individual: interviene mucho la cuestión familiar y social; en la mayoría de las reuniones o eventos está la comida de por medio y no suelen ofrecer alimentos saludables, sino aquellos altos en calorías que no consumes a diario. Para alguien que vive este tipo de adicción es difícil parar una vez que tiene el encuentro con aquellos alimentos, sin tener en cuenta las consecuenc­ias nocivas a su organismo; luego surge enojo por no saber cómo detenerse o la culpa, que es en su mayoría lo que manifiesta­n en terapia.

Estas situacione­s también pueden llevar a trastornos alimentici­os como atracones, bulimia u obesidad; se han reconocido mecanismos neurobioló­gicos implicados en estos patrones adictivos, sin embargo, aún no se ve este comportami­ento adictivo independie­nte.

La mala relación con la comida afecta la autoestima; la familia no sabe cómo ayudar al afectado y además, puede haber conflicto por la afectación económica.

Hay personas que comen mucho, pero no por ello tienen adicción; si no hay problema con su funcionali­dad y no afecta psicológic­amente en otras áreas, no se considera como tal. Cada persona y situación es única, por ello se requiere tratamient­o individual: aceptar si se tiene un problema y trabajar en conjunto nutriólogo, psicólogo, grupos de ayuda, psiquiatra y tanatólogo; es fundamenta­l el compromiso del paciente y la familia para formular un tratamient­o con éxito.

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