Los 12 mandamientos del nazismo

En su Biblia, el Führer se atrevió a incluir, como si de Moisés se tratara, un decálogo propio con los mandamientos que todo alemán debía seguir para convertirse en un buen nazi. A diferencia de los 10 incluidos en el Antiguo Testamento, que han jugado un papel muy importante en el judaísmo y en el cristianismo, los de Hitler son 12: el primero, “Honren a Dios y crean en él con todo el corazón”; el segundo, “Busquen la paz de Dios”; el tercero, “Eviten toda hipocresía”; el cuarto, “Sagrada es tu salud y tu vida”; el quinto, “Sagrado es tu bienestar y tu honor”; el sexto, “Sagrada es la verdad y la lealtad”; el séptimo, “Honra a tu padre y a tu madre, tus hijos son tu auxilio y sois su ejemplo”; el octavo, “Mantén la sangre pura y tu honor sagrado”; el noveno, “Mantén y multiplica la herencia de tus ancestros”; el décimo, “Estate listo para ayudar y perdonar”; el undécimo, “Honra a tu Führer y amo”, y el duodécimo, “Sirve alegremente a la gente con trabajo y sacrificio”.

Como queda claro principalmente en los mandamientos ocho y 11, los fines de esta misteriosa obra hoy olvidada y casi desaparecida, cuyo título es Los alemanes con Dios. Un libro de fe alemán, son eminentemente políticos. Cuatro años después de su publicación Hitler se quitaba la vida en su búnker de Berlín, con Alemania ya derrotada. El dictador que soñó con conquistar el mundo, y que hasta planeó expandir el Tercer Reich a América, jugó también a ser Dios. Al final todo le quedó demasiado grande y además dejó mucha sangre derramada en el camino.