Un mecánico cuántico José Gordon
Seth Lloyd es profesor de Ingeniería Mecánica y Física en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Los estudiantes lo aprecian y se acercan para dialogar con él. Nos recibe con una gran sonrisa. En su cubículo domina un pizarrón repleto de ecuaciones. Los estantes con libros llenan por completo las paredes. Al curiosear entre sus libros descubro un viejo gafete de un simposio que dice: “Elvis está vivo y está muerto” (lo oculto entre unas hojas).
Lloyd es un personaje que combina excentricidad y rigor. Viste de manera sencilla, sin saco y corbata. Sus ojos tras los lentes, agudos y atentos, reflejan el pensamiento crítico de un científico que trabaja en una de las instituciones más enfocadas en demostraciones exactas. Al mismo tiempo, su cabello recogido en una coleta y sus carcajadas desinhibidas revelan un pensamiento no convencional. Es autor del libro Programar el universo. La perspectiva del cosmos de un científico de la computación cuántica. Conversamos sobre sus investigaciones de vanguardia. Le apunto un dato que él plantea con humor:
—Algunas personas son carpinteros o plomeros, hay quien se desempeña como mecánico automotor, pero usted señala que es mecánico cuántico…
—Sí. Empezó como una broma, pero mucho de lo que he hecho en los últimos 30 años ha sido diseñar y construir computadoras cuánticas, computadoras donde se almacenan bits de información a escala de electrones individuales. Estas computadoras cuánticas tienen una característica curiosa que tiene que ver con el llamado experimento de la doble rendija.
Seth Lloyd explica que se trata de un estudio donde tenemos una fuente que puede, por ejemplo, disparar un solo electrón a la vez. Hay una pantalla con dos rendijas y una pared en la que podemos detectar el impacto del electrón. Nuestro sentido común nos dice que la única forma en que puede llegar el electrón a la pared es pasando por una rendija o por la otra. Pero eso no es lo que vemos. Lo que vemos es que en el lugar donde el electrón impacta se crea un patrón de ondas: la partícula se vuelve onda. Es a la vez onda y partícula. La única manera de explicar esto es aceptar que el electrón no pasa por una rendija o por la otra, sino que pasa por ambas simultáneamente.
Seth Lloyd plantea que esto puede llevarnos más allá de la computación clásica donde letras, números, imágenes y videos se programan a partir del encendido o apagado de ceros o unos:
—Del mismo modo que un electrón en los experimentos puede estar aquí y allá al mismo tiempo, de alguna curiosa manera mecánico-cuántica es posible registrar un cero y un uno a la vez. Las computadoras cuánticas usan esta característica natural de los electrones para procesar información.
—Esto abre posibilidades inimaginables.
—Sí, porque los electrones exploran todos los datos computacionales simultáneamente. Al final, cuando obtienes una respuesta, es como el patrón de interferencia que se aprecia en la pantalla, en donde