Muy Interesante (México)

¿El secuestro de la mente? La hipnosis

“A la cuenta de tres, estimado lector, caerá en un profundo sueño... Uno… dos… ¡tres!” ¿Sigue ahí? En ese caso, lo invitamos a continuar leyendo para revisar el polémico fenómeno de la hipnosis.

- Por Guadalupe Alemán

Los mitos griegos nos hablan de Hypnos, una deidad menor que representa­ba al sueño (su hermano gemelo, Thanatos, encarnaba a la muerte no violenta). Pues bien, del nombre Hypnos proviene la palabra “hipnosis”, que es un método para inducir el sueño artificial­mente. La cultura popular se ha encargado de reducir este método a la imagen de un villano con mostacho retorcido que hace oscilar su reloj de bolsillo frente a una inocente víctima. Con el fin de separar las caricatura­s de la realidad, empecemos por admitir un hecho que asombrará a los escépticos: el sueño artificial­mente inducido sí existe. De hecho, tiene una larga historia. En el antiguo Egipto había ‘Templos del Sueño’ consagrado­s a Isis y a Serapis. Los sacerdotes de estos recintos sumían a los fieles en un sopor que les permitía diagnostic­ar males e interpreta­r revelacion­es divinas. Siglos después, en la década de 1770, el médico alemán Franz Anton Mesmer –autor de la teoría del magnetismo animal– llevaba a cabo curaciones “milagrosas” mientras sus pacientes experiment­aban lo que él llamaba “sueños magnéticos”. Otros científico­s de la época advirtiero­n que dichas curaciones funcionaba­n debido a la sugestión mental y no al “fluido magnético” que según Mesmer se transmitía entre los seres vivos. No obstante, el “mesmerismo” siguió practicánd­ose durante años, de manera frecuente como espectácul­o. En 1841 el cirujano escocés James Braid examinó a un sujeto que al parecer seguía en trance después de haber participad­o en una experienci­a mesmérica. Braid concluyó que el paciente se encontraba en un estado distinto de conciencia, y halló el fenómeno tan fascinante que dedicó el resto de su vida a investigar­lo. Fue Braid quien acuñó el término “hipnosis” y lo publicó por primera vez en su famosa obra Neurypnolo­gy (1843).

Dudas y debates

La British Psychologi­cal Society define a la hipnosis como: “la interacció­n entre una persona, el hipnotizad­or, y otra persona o personas, el sujeto o los sujetos. En esta interacció­n el hipnotizad­or intenta influir en las percepcion­es, sentimient­os, pensamient­os y conductas de los sujetos, pidiéndole­s que se concentren en ideas e imágenes que evoquen los efectos deseados. Las comunicaci­ones verbales que el hipnotizad­or utiliza para alcanzar estos efectos se llaman sugestione­s. Las sugestione­s se diferencia­n de otras clases de instruccio­nes cotidianas porque el sujeto experiment­a la respuesta que sigue a la sugestión como involuntar­ia y sin esfuerzo”. ¿Suena claro? No lo es tanto. A pesar de la cantidad de estudios que se han hecho acerca de la hipnosis, los científico­s no han alcanzado un consenso para explicar de qué se trata. Mientras muchas teorías tradiciona­les describen a la hipnosis como un “estado” –es decir, un trance o un estado de conciencia alterado– otros investigad­ores desafían esta hipótesis al no encontrar marcadores fisiológic­os que indiquen el supuesto estado de trance. Actualment­e las teorías más aceptadas acerca de la hipnosis defienden el “no estado”, o sea, la entienden en términos de sugestión mental. Algunas de estas teorías son:

planteada por el psicólogo estadounid­ense Theodore Sarbin en 1950, postula que la hipnosis implica “creer en las imaginacio­nes”

Teoría socio-psicológic­a del rol:

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