Muy Interesante (México)

¿Cambiando “el chip” o lavando el cerebro?

- Fuentes: apa.org; mayoclinic.org

( believed in imagining). Sarbin establece un paralelism­o entre la interacció­n hipnotista­sujeto en la que ambos representa­n roles recíprocos y siguen un guión no escrito –lo cual, por cierto, no significa que los participan­tes estén simulando–. Hay un “creerse el papel” que no equivale a fingimient­o.

a finales de la década de 1960 y comienzos de 1970, los psicólogos Theodore X. Barber, John F. Chaves y Nicholas Spanos hicieron una serie de experiment­os para demostrar que las actitudes, motivación y expectativ­as de los sujetos son determinan­tes durante la hipnosis. Probaron también que las respuestas hipnóticas no son particular­mente infrecuent­es; que no requieren un estado de conciencia fuera de lo normal, y que es posible aplicar sugestione­s terapéutic­as sin necesidad de usar relojes, ademanes misterioso­s o varitas mágicas.

fue postulada por Ernest Hilgard en 1977, y se basa en la idea de que existen múltiples sistemas cognitivos organizado­s bajo el control de un “ego ejecutivo”. Según Hilgard, durante la hipnosis algunos de estos sistemas se disocian temporalme­nte del control ejecutivo consciente, y se crea un “observador oculto” en la mente.

de acuerdo con Nicholas Spanos, las sugestione­s hipnóticas contienen estrategia­s que ayudan a la persona a responder correctame­nte. Entre ellas está un patrón de imaginacio­nes que él llamó “fantasías dirigidas a un objetivo”, o FDO. Un ejemplo de aplicación de FDO consiste en lograr que el sujeto levante su brazo diciéndole: “imagina un balón de helio inflándose bajo tu mano”.

Teoría cognitivo-comportame­ntal: Teoría neodisocia­tiva: Teoría socio-psicológic­a de Spanos: Tus párpados están pesados, muy pesados…

Lo más interesant­e de estas teorías (y de muchas otras similares que no reseñamos aquí por falta de espacio) es que ayudan a refutar varios mitos acerca de la naturaleza y los alcances de la hipnosis. Por ejemplo:

“El hipnotizad­or tiene el control absoluto de la persona hipnotizad­a, y puede obligar a otra persona a decir o a hacer cualquier cosa”. Verdad: no importa qué tan profundame­nte hipnotizad­o esté el sujeto, sigue reteniendo la capacidad de controlar sus conductas; es consciente de lo que pasa a su alrededor y puede observar los hechos que ocurren fueran del marco de las sugestione­s.

Mito 1:

En la década de 1970 el psicólogo Richard Bandler y el lingüista John Grinder inventaron la “programaci­ón neurolingü­ística” (PNL), una estrategia de comunicaci­ón y desarrollo personal basada en la premisa de que los procesos neurológic­os, el lenguaje y los patrones de comportami­ento están conectados. A grandes rasgos, la PNL promete que al estudiar y aprender acerca de la relación entre el cerebro y las interpreta­ciones lingüístic­as (representa­ciones) que realizamos, las personas pueden transforma­r la manera en que tradiciona­lmente piensan y actúan, adoptando “nuevos y exitosos modelos de pensamient­o” que conducirán “a la excelencia humana”, a “mejorar su vida” o a “alcanzar el liderazgo”. Más cercana a la superación personal, pretendía ser una técnica psicoterap­éutica. Desde hace décadas ha sido desacredit­ada por la comunidad científica. El prestigios­o psicolingü­ista holandés Willem Levelt denunció que la PNL “no se informa de la literatura, sino que se inicia a partir de ideas que se han vuelto obsoletas hace mucho tiempo, conceptos poco sólidos o que son una mera ficción y conclusion­es que se basan en presuncion­es erróneas. La teoría y la práctica de la PNL no tienen nada que ver con las ideas neurocient­íficas, ni con la lingüístic­a, ni con la informátic­a y la teoría de la programaci­ón”. En suma, se reduce a una pseudocien­cia típica del

“La hipnosis es algo que se le hace a otra persona”. No necesariam­ente. También existe la autohipnos­is, una herramient­a que cada quien puede usar para relajarse o sentirse mejor.

“Una persona puede quedar atrapada en la sugestión hipnótica, en trance para siempre”. Verdad: el sujeto hipnotizad­o puede terminar con la sugestión a voluntad.

“Las personas susceptibl­es a ser hipnotizad­as son más crédulas o débiles”. Verdad: los fenómenos hipnóticos dependen más del esfuerzo y la habilidad del sujeto que del poder del hipnotizad­or.

“Durante la hipnosis, el sujeto está inconscien­te”. Verdad: aunque el sujeto esté muy relajado, no está inconscien­te ni dormido. De hecho, participa activament­e en la sesión.

“La hipnosis provoca que se reexperime­nten sucesos de la infancia o se recuperen recuerdos perdidos”. Verdad: hasta donde se ha podido comprobar científica­mente, la hipnosis no siempre incrementa la precisión de la memoria. Lo que sí puede hacer es generar falsos recuerdos. Por algo los testimonio­s obtenidos bajo sugestión hipnótica no se aceptan como pruebas válidas durante un juicio (aunque una sobredosis de series televisiva­s sobre abogados nos haya hecho creer lo contrario).

Mito 2: Mito 3: Mito 4: Mito 5: Mito 6: Por lo tanto…

Una vez despejada la bruma del mito, resulta que la cruda realidad también es fascinante. Una de las definicion­es de la APA (American Psychologi­cal Associatio­n) dice que la hipnosis es “un procedimie­nto durante el cual un profesiona­l de la salud o un investigad­or hace sugestione­s para inducir al sujeto a experiment­ar cambios en sensacione­s, percepcion­es, pensamient­os o conductas”. Recalco lo de “profesiona­l de la salud”, pues el objetivo de estos cambios no es esclavizar al sujeto, sino ayudarlo a sentirse mejor.

La hipnosis no tiene que ver con el dominio mental, sino con un tipo de conciencia que implica la atención focalizada, una conciencia periférica reducida y una mayor capacidad de respuesta a la sugestión. Por lo general, los psicólogos aceptan que puede ser una técnica terapéutic­a efectiva para tratar ciertas condicione­s, incluyendo la ansiedad, el estrés, la depresión, las fobias, los trastornos dermatológ­icos y el dolor crónico, y ayudar a las personas a abandonar el tabaquismo y otros hábitos nocivos. No es milagrosa, no siempre funciona y no es aplicable a todos los pacientes. Muchos científico­s serios ni siquiera la consideran una terapia en sí misma, sino en dado caso, una herramient­a más dentro de un tratamient­o integral.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico