Sabías que...
y diplomacia, que reunió a expertos del Departamento de Ciencias Planetarias de la Universidad de Londres, la Universidad de Cambridge, el U. S. Geological Survey de Estados Unidos, el Proyecto de Educación Ambiental de China y el Centro de Información de Nuevas Tecnologías y Economía de Pyongyang, Corea del Norte. Revisar la actividad del Monte Paektu resulta importante sobre todo porque podría tener una fuerza y alcance mayores a los registrados por el Eyjafjallajökull, un volcán relativamente pequeño en Islandia cuya erupción en 2010, de apenas una semana de duración, expulsó suficiente ceniza para alcanzar 20 países y paralizar el tráfico aéreo, provocando pérdidas millonarias a la economía mundial. Aunque se ha detenido, su actividad geotérmica sigue vigente, y no se descarta que podría volver a entrar en actividad. Pero ¿ qué podemos estudiar de estas formaciones que nos pueda decir cuándo entrarán en actividad?
Iniciativas como el Deep Carbon Observatory ( deepcarbon.net) pretenden reunir información de estaciones de vigilancia de emanaciones de gas en todo el mundo para poder mejorar el pronóstico de erupciones y en lo posible prevenir dichos eventos. Dado que todos los volcanes en general emiten dióxido de carbono, dióxido de azufre y vapor de agua, se piensa que la diferencia entre los dos primeros es un indicio de una erupción inminente. Por ello, el seguimiento vía satélite y de estaciones en sitio de estas variaciones es muy importante, y reunirlos en una base de datos representa un esfuerzo notable, aunque complicado, en especial en aquellos volcanes de difícil acceso. La iniciativa, que reúne a 900 científicos internacionales de distintas disciplinas, se ha propuesto, mediante el proyecto Deep Earth Carbon Degassing (DECADE), calcular las emisiones de carbono provenientes de las profundidades de la Tierra. Para ello se han instalado estaciones de vigilancia atmosférica en 15 de los 150 volcanes más activos del mundo.
Un ejemplo del trabajo que se realiza es el del doctor Maarten de Moor, de la Universidad Nacional de Costa Rica. Este experto en la geoquímica de gases volcánicos emplea las estaciones de vigilancia de DECADE para verificar la actividad de los volcanes Poás y Turrialba en aquel país. Su equipo ha encontrado cambios en la composición de los gases antes de que ocurran las erupciones en estos sitios. De hecho, mientras esto se escribe, el Turrialba mantiene emanaciones intermitentes de ceniza, que se han esparcido por la capital del país, San José, afectando a tres millones de personas y obligando el cierre de su aeropuerto internacional. En un comunicado, De Moor explica: “Estamos cada vez más seguros de que los cambios en la proporción de carbono y azufre preceden a las erupciones… Potencialmente, ahora podemos esperar una de éstas sólo con observar las emisiones gaseosas”. Se cree que hace 460 millones de años los volcanes que había en el mundo tuvieron 10 millones de años de intensa actividad, liberando tal cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera que ocasionaron un calentamiento global y desequilibraron dramáticamente el clima del planeta; cuando terminaron de hacer erupción, dieron paso a una era glacial.