Sabías que...
aledaña, reposa a -36 °C. Aquí simplemente no se puede ir la electricidad nunca. Ambos lugares además están equipados con filtros HEPA Clase 100. HEPA, por sus siglas en inglés, significa Sistema de Alta Eficiencia para la Detección de Partículas. Hecho con hebras de fibra de vidrio, el filtro le cierra el paso a partículas contaminantes de polvo y todo lo que circula por nuestro aire cargado de cosas invisibles. La clase 100 significa que no puede haber más de 100 partículas de 0.5 micrómetros por pie cúbico de aire (un cabello humano mide 50 micrómetros). Esto, en un lugar que tiene un volumen de 12,000 pies cúbicos, supone un aire extremadamente limpio.
Semanas y meses antes, el científico interesado ha pedido y recibido permiso para entrar al sanctum sanctorum y trabajar junto a un técnico bibliotecario encargado de sacar el núcleo de interés, fotografiarlo y recortar con seguetas eléctricas el trozo deseado, que luego será enviado para su completo análisis al centro de estudio de ése u otros investigadores. Para los curadores del laboratorio es un proceso enervante, algo así como meterle martillo a la tibia de un dinosaurio en un museo de historia natural. Pero para reconstruir el clima del pasado hay que cerrar los ojos y hacerlo.
“Gracias a la información obtenida en las perforaciones del hielo antártico, que entre otras cosas incluye burbujas de aire del pasado y cenizas de volcanes prehistóricos, sabemos que los valores actuales del CO2 en la atmósfera superan en más del 30% a los que ha habido en los últimos 800,000 años”, explica Jerónimo López, presidente saliente del Comité Científico para la Investigación en la Antártida, SCAR. “Y los valores de metano están en el orden del doble de los habidos en ese periodo de tiempo. Pero se busca hielo aún más antiguo, y ya han sido identificadas zonas donde podría haber hielo de millón y medio de años.”
Hielo tan antiguo sólo se puede encontrar en la Antártida, ya que en Groenlandia el hielo conocido tiene menos de 150,000 años. La razón es que el manto congelado que cubre a esta enorme isla ártica fluye La erupción del volcán Tambora, Indonesia, en 1815, puede verse en los núcleos antárticos: muestra un pronunciado pico de sulfato de más de 320 partes por billón.