Puntos y rayas
El telégrafo fue la tecnología que cambió el mundo en el siglo XIX, y ayudó a definir la historia de nuestro país.
Habían pasado apenas 12 años desde la llegada del telégrafo a México cuando el general Ignacio Zaragoza le envió al presidente Benito Juárez un telegrama para informarle el parte de la Batalla de Puebla, librada contra los franceses el 5 de mayo de 1862: “Las armas nacionales se han cubierto de gloria”.
La nueva tecnología llegó a nuestro país casi al mismo tiempo que en naciones como España y Reino Unido, y tan sólo seis años después de que fuera implementada en Estados Unidos. El telégrafo se extendió rápidamente a todo el territorio, lo cual revolucionó la comunicación a distancia y tuvo un gran impacto en la economía, la política y la sociedad. Los gobernantes ya no tenían que esperar días para saber qué ocurría en algunos puntos del territorio; ahora podían enterarse en muy poco tiempo y tomar decisiones más rápido.
Código Morse
En 1829 el físico estadounidense Joseph Henry presentó el primer telégrafo eléctrico, y tras él varios inventores y científicos intentaron mejorarlo, sin embargo fue su compatriota Samuel Morse (1791-1872) quien ganó la ‘carrera’. El aparato del norteamericano, como otros prototipos, utilizaba impulsos electromagnéticos para la transmisión de mensajes, pero lo hacía a través de un sistema de puntos y rayas, conocido como código Morse (un operador enviaba un mensaje en dicho código y el otro operador que lo recibía se encargaba de transcribirlo).
El también pintor presentó su invento en 1837, pero fue hasta 1844, después de mucho buscar inversionistas, cuando logró su aceptación. Ese año el Congreso de Estados Unidos aprobó la construcción de la primera línea de telégrafo, la cual cubriría 60 kilómetros entre Baltimore y Washington. Al poco tiempo fueron instaladas líneas en las ciudades más importantes de la Unión Americana, y con ello creció el comercio y se aceleró el desarrollo urbano.
Al ver de cerca las grandes ventajas del telégrafo, el español nacionalizado mexicano Juan de la Granja (1785-1853), quien había sido vicecónsul en Nueva York y en aquellos años era cónsul general de México en Estados Unidos, decidió traer esta tecnología al país. Pensó en los beneficios económicos que podían generarse si gracias al telégrafo se incrementaba el intercambio comercial con los puertos de Europa y Asia.