Color del pasado
Pocas veces los paleóntologos saben cuáles eran los colores o tonalidades de las criaturas que estudian. Las imágenes que todos conocemos de los dinosaurios son resultado de la imaginación de un artista, aunque basadas en la evidencia existente. La razón es que en raras ocasiones los melanosomas –los orgánulos que contienen la melanina, el pigmento que produce la coloración de la piel, el pelo y los ojos– logran conservarse. Pero esta vez parece que los amantes de los dinosaurios han tenido un golpe de suerte. Investigadores chinos y estadounidenses reportaron haber hallado rastros de queratina así como melanosomas preservados en un fósil de
ave primitiva que vivió hace unos 130 millones de años. La primera vez que el fósil fue analizado –tras encontrarlo en el famoso yacimiento Yejé Biota, en el norte de China– se observaron pequeñas estructuras redondas sobre las alas. Se insinuó que podría tratarse de melanosomas, pero al no detectarse evidencias de queratina -en las plumas la queratina siempre rodea a los melanosomas- se optó por la posibilidad de que fueran microbios fosilizados que habrían recubierto el plumaje durante el proceso de descomposición.
Yanhong Pan, investigadora de la Academia China de Ciencias, volvió a examinar las plumas del ahora utilizando métodos de microscopía electrónica, algo no intentado antes. Con esta técnica obtuvo imágenes a detalle de la superficie de las plumas que develaron trazas de queratina en el fósil y, por tanto, se demostró que los orgánulos encontrados en ellas eran melanosomas, los más antiguos conservados hasta nuestros días.