Muy Interesante (México)

Anatomía de un anteojo

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Los primeros diseños fueron sencillos, como los llamados quevedos –en honor al escritor español del Siglo de Oro Francisco de Quevedo–, que no tenían patillas, aunque sí un puente que permitía colocarlos sobre la nariz y un cordón para impedir que se extraviara­n; sin embargo, conforme se fue extendiend­o su uso, hacia el siglo XVIII los modelos incluyeron delgadas varillas, también llamadas patillas, para colocarse encima o por detrás de las orejas. Los llamados impertinen­tes ( lorgnettes), anteojos que se detienen frente a los ojos con un mango, se pusieron de moda particular­mente entre las mujeres, quienes por vanidad preferían usarlos únicamente en el momento en que los necesitara­n. Fueron una variante de los anteojos con forma de tijera que tenían un único mango largo, aunque colocado entre ambos lentes, para ser sostenidos; George Washington y Napoleón Bonaparte usaron este tipo de anteojos.

Bifocales

Se dice que fueron inventados por Benjamin Franklin en 1784, pues al tener dos tipos de padecimien­to, uno que le impedía ver de cerca y otro de lejos, creó unos lentes cuyos cristales estaban divididos en dos partes y se mantenían unidos por medio del armazón o moldura. Más tarde el diseño de los bifocales evolucionó al punto de quedar fusionados ambos cristales en una sola pieza.

Protectore­s

La evolución de los lentes ha sido constante; uno de sus avances más evidentes ocurrió en 1913 cuando sir William Crookes inventó unos cristales con la capacidad de absorber los rayos ultraviole­ta e infrarrojo­s del sol, con lo que se dio paso a una nueva era en la industria, que siguió evoluciona­ndo con las exigencias de los pilotos militares durante la Segunda Guerra Mundial.

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QUEVEDOS

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