Sabías que...
Si somos un poco cínicos, esta manera deshonesta de actuar sería la más racional, al menos desde el punto de vista evolutivo, campo de estudio de Christophe Heintz, del Departamento de Ciencias Cognitivas de la Universidad Central Europea, en Hungría. “Éste es un rompecabezas de la psicología evolutiva porque la honestidad conduce a pagar un costo, que es perder una oportunidad”, algo no muy inteligente cuando estás tratando de ganarle la batalla a la selección natural. En este sentido, ser honesto significa sacrificarse: llegar tarde a una reunión buscando un estacionamiento, gastar nuestros recursos para adquirir cosas sencillas que podemos conseguir gratis, o perder tres horas visitando a esa tía que nunca nos ha caído bien, sólo porque “me quiero quedar en casa en pantuflas” no es una excusa suficientemente buena para nuestra pareja. En cambio cuando somos deshonestos conseguimos lo que queremos. A menos, claro, que nos atrapen. Pero para ello bastaría con hacer un cálculo racional del costo-beneficio que nos supondría cometer la infracción: no es lo mismo tomar unos sobres extra de azúcar en la cafetería para ocuparlos después, que atracar la máquina registradora. El primero a lo mucho nos supondría una mirada reprobatoria de la encargada, cansada de que todos se roben el azúcar. En el segundo, podemos quedar presos. Esta forma de pensar también es la base del Modelo Simple de Crimen Racional (SMORC, por sus siglas en inglés), teoría del comportamiento acuñada La corrupción es una parte de los comportamientos deshonestos. Pero no todos los comportamientos deshonestos son corrupción. Robar es un acto deshonesto, pero no corrupción.