El cine del otro Estados Unidos
Ajenos a la oficialidad, siempre hubo cineastas dispuestos a mostrar la otra cara de EUA, la que no aparece en los filmes o en las guías de turistas. En pleno macartismo, el productor y director Stanley Kramer tuvo el tino de realizar películas con alto contenido social. Ejemplos de ello son o (1958), acerca de dos reos, uno blanco y otro negro, que escapan de prisión encadenados juntos. Por su parte, el cineasta Otto Preminger combatió el Código de Producción Hays, que básicamente se encargaba de censurar los contenidos de los filmes, y realizó (1953), una comedia acerca de temas tabú como el aborto, las drogas y la prostitución, que además fue condenada por la Liga Católica de la Decencia debido a que llevaba en los diálogos palabras como virgen, seducir y amante. Temas como la adicción a la heroína
El cine realista
A finales de los años 60 y en los 70, la lucha por los derechos civiles, el antiautoritarismo y el sentimiento antiguerra de Vietnam, entre otros, desembocaron en una especie de cine realista que no pudieron evitar los presidentes Lyndon B. Johnson (19631969), Richard Nixon (1969-1974) y Gerald Ford (1974-1977). Ejemplos iniciales de esta época son El graduado (1967), Easy Rider (1969) y M.A.S.H. (1970).
La decadencia de la mayoría de las figuras de la era dorada de Hollywood hizo sin duda ver a los ejecutivos que resultaba más rentable dar voz a las inquietudes sociales, a la contracultura y al descontento con el gobierno, que aliarse con éste. Así, eventos como el escándalo de Watergate, en el que finalmente el presidente Nixon fue destituido de su cargo, trajeron filmes clásicos como Todos los hombres del presidente (1976) y The Parallax View (1974).
Los conservadores contraatacan
El periodo del republicano Ronald Reagan (1981-1989) trajo una política económica desfavorable para la clase trabajadora, además de un endurecimiento de la política exterior, que seguía viendo como enemigo omnipresente y acechante al comunismo. Las diferencias sociales llegaron a ser retratadas incluso por comedias como De mendigo a millonario (1983), de la cual su propio director John Landis dijo que se trataba de “una comedia social de los 30, al estilo de Frank Capra”. El culto al dinero y la naciente cultura corporativa se hizo presente en los y la violación también fueron tratados por Preminger en (1955) y (1959). La era de Reagan vio surgir a cineastas independientes como Jim Jarmusch con sus road-movies (1984) y (1986) y David Lynch con la perturbadora (1986). Debutaron también en este periodo los hermanos Ethan y Joel Cohen con (1984) y (1987). Además del realizador afroamericano Spike Lee, con (1986) y (1988).
filmes protagonizados por personajes yuppies ( young urban professionals), por ejemplo en Wall Street (1987), de Oliver Stone.
Cineastas como Steven Spielberg y George Lucas prosperaron durante la década de Reagan y produjeron filmes emblemáticos para el público, entre ellos Volver al futuro y Los Goonies o Gremlins. El estilo de estas películas fue el dinamismo; en apariencia su función era simplemente la de entretener y “contar historias”, como solían decir los realizadores en los innumerables documentales detrás de cámaras de sus filmes, pero en éstos había una exaltación del modo de vida urbano y suburbano, del statu quo y del modo de vida reaganiano.
El Hollywood de Reagan afrontó por primera vez al fantasma de la guerra de Vietnam, pero no para cuestionarla, como podría haber hecho Rambo ( First Blood, 1982), cinta en que un veterano traumatizado por dicha contienda pone en jaque a un pueblo tras el trato abusivo de sus policías corruptos. En Rambo II (1985) el personaje es un supersoldado que va a rescatar a unos prisioneros de guerra estadounidense a Vietnam. Así, las secuelas de estos filmes, Rocky IV, Commando, y otros más, establecen que la política exterior dura es la necesaria para mantener a raya a los comunistas; se exaltaba la superioridad de Estados Unidos y de paso se mantenía al público distraído de los problemas internos; sin embargo, sí hubo voces criticando la guerra y el belicismo en películas como Pelotón (1986) o Nacido el 4 de julio (1989).
El cine futuro
No podemos predecir cómo será el cine de la era Trump; pero aun en el conservadurismo de Reagan surgieron y prosperaron filmes y géneros que no se ajustaban al deber-ser de la buena familia estadounidense. Con él aparecieron docenas de filmes y cineastas independientes (ver recuadro arriba) e incluso nació el festival de Sundance para dar a conocer lo realizado fuera del circuito de los grandes estudios –y por supuesto cobró especial auge el género slasher–.
Así que únicamente nos queda esperar que en la industria fílmica estadounidense se desborden la creatividad y las voces críticas de cara a un destino incierto.