Mordelones
Bajo ninguna circunstancia, estamos seguros, te hubiera gustado encontrarte con este pequeño. A pesar de que su tamaño no sobrepasaba al de un gato doméstico, el DidelphodonVorax, un antepasado de los marsupiales que vivió hace 70 millones de años, es el mamífero con la mordida más fuerte de todas. Lo sentimos tigres, hienas, dientes de sable...
Hasta ahora se creía que los impresionantes dientes de D.vorax, muy similares a los de los felinos, servían para cascar conchas marinas. Nada de eso: los usaba para abrir los cráneos y huesos de la gran variedad de presas que componían la dieta de este omnívoro que no reparaba en sumar al menú animales de su mismo tamaño e incluso pequeños dinosaurios.
Para Greg Wilson, curador de paleontología de vertebrados del Museo Burke en Seattle y quien descubrió la verdad sobre la mordida del Didelphodon, lo mejor de todo es que su existencia da al traste con la clásica imagen de los mamíferos del Mesozoico: “En lugar de ser animales parecidos a musarañas corriendo mansamente a ocultarse de los dinosaurios, éste habría sido un temible depredador del Cretásico Tardío”.
El objetivo inicial de Wilson era determinar si los marsupiales americanos se habían originado en el norte o en el sur de América. Para ello analizó cuatro fósiles –uno de ellos casi completo– de entre 66 y 69 millones de años recién encontrados en la formación Hell Creek, en Montana y Dakota, EUA. Sus conclusiones: pudieron originarse en el norte y luego diversificarse al resto del continente hace entre 100 y 85 millones de años, unos 10 o 20 millones de años antes de lo que se pensaba.