No manches
Cuando observamos las nubes o una mancha de humedad en la pared, algunas veces identificamos en ellas figuras que nos resultan familiares. Se trata del fenómeno de la pareidolia: encontrar patrones que empatan con imágenes guardadas en nuestra memoria. Una variante de esto es la hoy desacreditada prueba psicológica de Rorschach, aquella en la que debemos interpretar las siluetas que veamos en una mancha de tinta sobre papel. Una sola ‘mancha’ de Rorschach puede tener en promedio hasta 300 interpretaciones; es un engaño elaborado del sentido de la vista. Este tipo de pruebas llamó la atención del físico Richard P. Taylor, de la Universidad de Oregon, Estados Unidos, quien decidió estudiar la física de la distribución de la tinta sobre la superficie de papel e intentó explicar por qué es que encontramos elementos tan peculiares e inexistentes. Según los resultados de su estudio, se debe a las formas fractales de sus bordes –los fractales son figuras semigeométricas, compuestas por curvas irregulares o formas que se repiten al infinito, y las podemos encontrar en la naturaleza, desde las raíces de un árbol hasta las galaxias espirales–.
Pero lo que busca Taylor en realidad es identificar y cuantificar las características que provocan esta fantasía visual; conocer los límites entre la visión humana y la naturaleza. Al saberlo y resumirlo en algoritmos de computación, cree que con éstos se podrían desarrollar nuevas técnicas de visión artificial para robots, implantes retinales para corregir defectos de visión en personas, o incluso crear materiales para camuflaje militar.
El estudio “Ver formas en patrones espaciales aparentemente aleatorios: análisis fractal de manchas de tinta de Rorschach” puede ser consultado de modo gratuito en el sitio de la revista PublicLibraryofScience (PLOS) ONE [journals.plos.org]