Los cazadores que no le corrían al frío
Hace unos 27,500 años, en las llanuras de lo que hoy es el sur de Polonia, la temperatura media anual oscilaba entre -1 y 4.3 ºC. Podemos imaginar los inviernos. Sin embargo, y contrario a lo que se creía, había humanos que en los meses más fríos se quedaban en la región en lugar de emigrar al sur. Lo sabemos por las marcas observadas en huesos de zorros árticos de esa época y lugar, que denotan que fueron cazados por aquellos tipos duros para aprovechar su carne, grasa y piel. El hallazgo es obra de científicos polacos y británicos que han estudiado restos óseos de Kraków Spadzista, uno de los yacimientos arqueológicos del Paleolítico superior más importantes de Europa central. Allí se han encontrado unos 2,400 huesos de zorros árticos que se desplazaban a la zona en busca de alimento. Los cazadores conocían tal costumbre y, según los investigadores, mataban a la mayoría de los cánidos hacia el final del invierno, antes de que estos quemaran su grasa y su pelaje perdiera grosor.
Centro logístico. En el área se han encontrado restos que indican que era un punto habitual de producción de herramientas líticas y procesamiento de presas diversas, y que los cazadores sabían muy bien cuándo, dónde y qué animales tenían que atrapar –por lo general mediante trampas– para sobrevivir a los crudísimos inviernos de la Edad de Hielo.