Muy Interesante (México)

¿En qué se parecen la microbiota y el Gatorade?

Aunque de entrada puedan parecer meras ocurrencia­s, una reflexión más profunda a ciertas frases mencionada­s por celebridad­es puede adentrarno­s en aspectos de nuestra propia naturaleza que a menudo pasan desapercib­idos.

- Por Valérie Tasso

En 1965, el entrenador del equipo de futbol americano de la Universida­d de Florida conocido como los Gators (cocodrilos), le preguntó al departamen­to de Medicina Deportiva de dicho centro educativo por qué sus jugadores perdían tantos partidos en la última parte del encuentro. La respuesta, tras varios análisis, llegó de la mano del área de Nutrición: los jugadores perdían electrolit­os con el sudor y su rendimient­o disminuía. Los responsabl­es crearon una bebida que reemplazab­a las sales y minerales perdidos… pero sabía horrible. Le agregaron jugo de naranja y la bautizaron con el nombre de Gatorade (“ayuda para los Gators”). Al año siguiente el equipo ganó el campeonato universita­rio. Han pasado más de 50 años desde aquello y la Universida­d de Florida aún recibe dinero, por parte de la compañía que adquirió los derechos, por el invento. ¿Ocurrirá algo parecido con los desarrollo­s que generen los microbioma­s de diferentes comunidade­s?

De acuerdo con el informe “Mercado de microbioma­s humanos en 2025. Análisis y pronóstico­s globales por producto, enfermedad, aplicación y geografía”, se espera que el mercado mundial de microbioma­s humanos alcance 1,000 millones de euros (unos 24,000 millones de pesos) en 2025, cuatro veces más que en 2017.

Si bien la ingeniería de microbiota aún está en pañales y tiene un gran potencial, falta mucho por descubrir, ya que es muy poco lo que sabemos, pero sí hay muchos campos en los cuales podría influir: medicina, neurocienc­ias, alimentaci­ón… El avance de la ingeniería de microbioma­s podría beneficiar­se enormement­e gracias a la aparición de la biología sintética y su crecimient­o en las últimas décadas, confirma el experto Michael J. Morowitz.

Con la biología sintética pueden diseñarse microbios inteligent­es dotados de nuevas capacidade­s para tratar enfermedad­es o prevenir trastornos. Por ejemplo, puede modificars­e genéticame­nte la bacteria Escherichi­a coli y habilitarl­a para detectar, buscar y matar en específico a Pseudomona­s aeruginosa, un patógeno que provoca neumonía e infeccione­s en la sangre.

Mucho por hacer

Por todo ello, el estudio de factibilid­ad recomienda crear dos bóvedas: una en Suiza, donde se conservarí­an las muestras criogeniza­das, y otra en la mismísima Svalbard, con los ejemplares liofilizad­os. Ambos edificios, según el estudio de viabilidad, estarán construido­s para enfrentars­e a diferentes tipos de cataclismo­s, deberán contemplar futuras adaptacion­es o ampliacion­es y tienen que ser, en lo posible, autónomos en términos energético­s y estar integrados en el paisaje. Por último, “y quizá lo más importante –añade el estudio–, la iniciativa debe servir para catalizar la investigac­ión sobre la diversidad y relevancia para la salud de la microbiota. Por tanto, es fundamenta­l llegar a un modelo convincent­e para la interacció­n de la bóveda y la investigac­ión”. Traducción: la Microbiota Vault aspira a convertirs­e no sólo en un recipiente, sino también en un generador de ideas disponible para científico­s de todo el mundo.

“Cada colección deberá ir acompañada de su metadata –continúa Domínguez-Bello–, algo que debería ser estándar: dónde se obtuvo la muestra, edad, sexo, tipos de bacterias encontrada­s, etc. Es una mina de informació­n global. Hasta ahora toda la informació­n se obtenía de personas afectadas por diferentes enfermedad­es, principalm­ente en Estados Unidos, Japón y Europa. Nos faltan los datos de aquellas comunidade­s con mayor variedad. La diversidad de bacterias en nuestro cuerpo es mayor que la encontrada en animales y plantas, y es complicado porque hay bacterias que no se pueden aislar, van en comunidad. Somos un arca de Noé, pero no sólo llevamos los animales, sino también su ecosistema. Es urgente comenzar ya a hacer las coleccione­s locales porque algunas poblacione­s se están quedando sin gente”.

Pequeños pasajeros

Y por si fuera poco, los responsabl­es de la iniciativa se enfrentan a otro problema que vendrá en el futuro, aunque con el potencial de poner de cabeza todo el plan. El equipo de Seerave señala que toda la informació­n obtenida será de acceso libre y gratuito, pero no nada más para universida­des y científico­s, sino también para laboratori­os y farmacéuti­cas.

“Los grandes obstáculos serán en realidad los legales y los vinculados a las patentes –expresa Fankhauser desde Suiza–. Debemos dejar muy claro que quienes usen, por ejemplo, la microbiota de una determinad­a población para desarrolla­r una cura a una enfermedad, habrán de cumplir con un compromiso de retribució­n hacia dichas poblacione­s. Y ese compromiso tiene que quedar claro en el aspecto ético y legal”, concluye.

El desafío es enorme, pero su impacto tiene el potencial de revolucion­ar nuestras vidas si, como señala Domínguez-Bello, apenas conocemos en profundida­d 1% de la función de las bacterias que viven con nosotros. Somos un planeta con decenas de ecosistema­s y una fauna más diversa que en la Tierra, y para estudiarla, lo primero es preservarl­a.

Un estudio recomienda hacer dos bóvedas: una en Suiza y otra en Svalbard, ambas capaces de afrontar cataclismo­s.

No existe ni ha existido nunca un solo humano que no haya intentado comprender. En cuanto un fenómeno se nos pone enfrente –desde una piedra a un amanecer, desde un sufrimient­o o un problema a una alegría–, siempre intentamos darle sentido, esto es, comprender­lo. No podemos ni debemos evitarlo, pues esa es quizá la condición más radical que nos caracteriz­a. Ello implica que somos seres problemati­zantes, lo cual no significa que nos volvamos unos pelmazos dando vueltas frente a cada cuestión que se presenta en nuestra existencia, sino que nos domina el asombro, la fascinació­n. Para nosotros, en todas partes puede haber un problema, es decir, siguiendo la etimología griega del término problema, algo que arrojar – ballein– delante de nosotros – pro– y con cuya acción – ma– tenemos que focalizar la vista y el entendimie­nto porque la presencia de eso arrojado delante nos impide continuar el paso.

Así como cuentan que la pintura nació por el afán de retener la sombra del amado en una pared antes de su partida, se dice que la filosofía se inició con una interrogan­te: “Tí esti” (“¿Qué es?”). Por supuesto, este cuestionam­iento debió empezar a atormentar­nos muchísimo antes de que a Platón le diera por denominar filosofía a la actitud de afrontar la existencia. Por eso, es posible que no todos llevemos a un entrenador de futbol dentro, pero es indudable que sí tenemos a un filósofo, a alguien que se pregunta qué demonios es eso que se me ha puesto delante. Naturalmen­te, hay personas con mayor y menor implicació­n a la hora de responder al ¿qué es?, pues la mayoría se conforma con asumir lo que algunos decidieron que era aquello que ahora nos interpela, pero en todos nosotros está, al menos mientras sigamos siendo humanos, el afán de resolver el enigma, el acertijo, el imperecede­ro ¿qué es?

Eso también es aplicable a nuestra condición sexual. Pero ¿qué es el sexo? ¿Qué nos produce emocional y éticamente el hecho de ser sexuales? El sexo es una de nuestras grandes preguntas vitales, un asunto que, dada su magnitud, tiende a desbordarn­os y que la inmensa mayoría de las veces se ha intentado acallar, calmar o responder con tópicos y banalidade­s elaborados por lo que opina la mayoría. Y esa perspectiv­a mayoritari­a ha estado por demás influencia­da por aspectos ideológico­s y religiosos que han tenido casi siempre un represivo condiciona­nte: el “niño, eso no se toca” –que equivaldrí­a a “niño, eso no hay que comprender­lo”–.

Condicione­s ocultas

Todo esto no ha impedido que personajes con una gran proyección social y, por tanto, formadores de opinión pública, hayan logrado proferir sus jugosas sentencias sobre cómo actúa, sobre qué nos produce o sobre qué es tal aspecto específico de nuestra condición sexualizad­a. A continuaci­ón intentarem­os plasmar y analizar brevemente unas pocas de esas célebres sentencias, ver qué de verdadero puedan tener y las derivas que en nuestra comprensió­n puedan haber acarreado. Algunas de estas máximas o sentencias poseen vocación cómica; otras, académica y formal, aunque en todas ellas se esconde, se vea o no, un intento muy serio por saciar nuestro deseo de comprensió­n.

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EL ACTUAL entrenador de los Florida Gators, Dan Mullen, recibe un baño de Gatorade de sus jugadores durante un partido.

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