Una aterradora estrategia global
Algunos países capaces de desarrollar misiles hipersónicos ya cuentan con tecnología nuclear.
Las implicaciones que esta nueva generación de misiles plantean para las estrategias de defensa todavía no han sido digeridas del todo por los expertos. Basta echarle un vistazo al concepto de tiempo de reacción para hacernos una idea aproximada de lo que puede implicar su despliegue.
Los militares estadounidenses usan el acrónimo OODA (Observe, Orient, Decide, Act) para referirse al proceso de toma de decisiones. Pues bien, los HGV –los principales dispositivos hipersónicos estratégicos– acortan ese OODA de una forma que sólo puede calificarse como terrorífica. Podemos fijarnos, por ejemplo, en la siguiente sucesión de acontecimientos, establecida por la organización estadounidense NTI (Nuclear Threat Initiative), relativa a la respuesta frente a un supuesto ataque llevado a cabo con misiles balísticos intercontinentales (ICBM) lanzados desde Rusia:
0 minutos. Lanzamiento de los misiles rusos.
1 minuto. Detección por los satélites del sistema de defensa.
2 minutos. Los misiles entran en la cobertura de los radares.
3 minutos. El NORAD –siglas de North American Aerospace Defence Command; Mando de la Defensa Aeroespacial de Estados Unidos– comprueba la información. Como máximo, tal proceso lleva alrededor de dos minutos.
4 minutos. El NORAD da la alerta a la Casa Blanca.
5 minutos. Los primeros misiles lanzados desde submarinos alcanzan sus blancos y explotan. 7 minutos. El presidente y sus consejeros se reúnen, son informados y toman las decisiones oportunas; para esto sólo disponen de un máximo de ocho minutos.
13 minutos. El presidente decide responder al ataque.
15 minutos. Se transmite la orden de iniciar la secuencia de lanzamiento de la represalia nuclear.
20 minutos. Los comandantes a cargo de los misiles ICBM reciben, decodifican y autentifican las órdenes. 23 minutos. La secuencia de lanzamiento se completa. En esto se emplean cerca de dos minutos como máximo.
25 minutos. Los ICBM rusos llegan a sus objetivos y estallan.
No obstante, si el atacante se encontrara a menos de 1,000 kilómetros de distancia –como ocurre en el caso de los submarinos lanzamisiles balísticos, cuyos proyectiles, como ya hemos visto, apenas tardan cinco minutos en alcanzar sus blancos– o dispusiera de misiles hipersónicos, el tiempo total de esta respuesta se reduce a sólo 6 minutos. Lo dicho: aterrador.