UN PAR DE CAMINOS
CREER EN UNA FUERZA SUPERIOR ALIVIA EL ESTRÉS QUE GENERA LO QUE NO ENTENDEMOS, PERO MANDA A LA BASURA EL RIGOR CIENTÍFICO.
PARTE III MENTE CIENTÍFICA
Un experimento publicado en Science que llevó a cabo Jennifer Whitson, de la Universidad de Texas (Estados Unidos), confirmaba que los participantes que sentían no tener control sobre la situación eran más proclives a identificar patrones –supuestas imágenes ocultas– en láminas con un despliegue aleatorio de puntos negros. Esto es lo que se ha bautizado como pareidolia, una palabra que no recoge la RAE pero sí Wikipedia y que define el fenómeno que consiste en reconocer un gran dragón en una roca o en una nube del cielo, o una cara en la humedad de la pared. “Podría definirse como un tipo de ilusión o deficiencia en la percepción que provoca que un estímulo vago, por lo general una imagen, se perciba erróneamente como una forma familiar (rostros, siluetas, animales..). Por su etimología griega podría traducirse como “imagen adjunta”. La mente humana otorga un sentido a todas las cosas, aunque no lo tengan”, explica a Muy Interesante el artista Jesús Olmo, guionista y fotógrafo que se define como detector de agentes hiperactivo. En su trabajo intenta “recopilar esas coincidencias asombrosas que nos dejan estupefactos y desafían nuestra visión materialista, mecanicista y causalista del mundo”. Así es como el psiquiatra suizo Carl Jung (1875-1961), saltándose las fronteras de la ciencia, definía las sincronicidades o “coincidencias significativas que supuestamente no pueden ser explicadas por las leyes de la casualidad ni por causas naturales”.
¿Bendita tranquilidad?
Sabemos que encontrar un significado profundo a lo que pasa o sentir que todo forma parte de un plan divino produce una sensación de bienestar. Incluso inhibe esos circuitos cerebrales que se activan cuando pensamos que hemos metido la pata: una zona del córtex cingulado anterior conocida como negatividad relacionada con el error. Un equipo de la Universidad de Toronto (Canadá) midió la actividad de esta zona en 28
participantes que de vez en cuando cometían equivocaciones en una prueba de habilidad. Curiosamente, esta respuesta de estrés se activaba menos en las personas que creían en algún dios. “Los creyentes se muestran más calmados cuando están bajo presión, tal vez porque la religión ayuda a explicar los fenómenos que no entendemos”, señalaba el neurocientífico Michael Inzlich, autor del estudio. Por todo esto, no es raro que más de la mitad de la población global prefiera pensar que la vida se rige por un plan diseñado por una inteligencia superior, más que por una sucesión de coincidencias. Eso sí: conviene saber que defender aquel “nada sucede por casualidad” representa darle un cachetadón a la ciencia.
LA PAREIDOLIA ES UN FALLO EN LA PERCEPCIÓN QUE NOS LLEVA A ASOCIAR CIERTAS IMÁGENES CON ROSTROS O SILUETAS QUE NOS RESULTAN FAMILIARES.