PUEBLO EMBRUJADO
Apoco más de 80 km de Pamplona, la capital de Navarra, en la frontera noreste de España con Francia, se ubica Zugarramurdi, el “Pueblo de las Brujas”. Tal denominación —de índole turística— se debe a que ahí tuvo lugar, hace algo más de 400 años (entre 1609 y 1614), uno de los mayores procesos inquisitoriales del que se tiene memoria. Durante ese periodo, hombres y mujeres de distintas edades fueron acusados de brujería, enjuiciados y condenados a la hoguera por el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición.
De aquellos trágicos hechos y las leyendas a su alrededor da cuenta el Museo de las Brujas, instalado en el viejo hospital de la localidad y abierto al público en 2007. La experiencia turística se completa con la visita a la cercana Cueva de las Brujas, donde se supone que se llevaban a cabo las fiestas nocturnas para celebrar al diablo (aquelarres), por lo que tantas personas fueron sentenciadas a perecer entre las llamas.
Al final, el tribunal lo declaró culpable de envenenamiento, no de brujería, pues aunque en un inicio la acusación había sido por tal práctica, para entonces la misma no procedía legalmente como delito. De cualquier manera la condena, como si de una bruja se tratara, fue la muerte por decapitación, y fue ejecutada el 18 de junio de 1782. Se considera que la posición de poder de su acusador, el magistrado Johann Jakob Tschudi, influyó en la sentencia. Más aún, existe la versión de que fue una estratagema de este personaje para eliminar a la bella Anna, quien había sido su amante y eventualmente podría haber hecho pública su relación, perjudicando la imagen de quien aspiraba a un alto cargo político.