Armadura musical
Yossi Yovel, director de la Escuela de Neurociencias de Sagol de la Universidad de Tel Aviv, Israel, estudiaba la ecolocalización de los murciélagos en su entorno natural, el bosque tropical, cuando de pronto se topó con un tipo de alta frecuencia desconocida. Inesperadamente, estos sonidos ultrasónicos únicos provenían de un grupo de luciérnagas.
A través de un video de alta velocidad, Yovel y su equipo revelaron que estos famosos insectos no sólo son bellos, brillantes y venenosos –desprenden una sustancia química mortal para ciertas especies y muy desagrdable para los murciélagos–, sino que también generan sonido al batir sus alas.
Tras examinar otras tres especies diferentes de luciérnagas comunes en Vietnam y otra más israelí lograron comprobar que todas producían ese peculiar sonido.
Lo intrigante, explica Yovel, es que ni nosotros los humanos, y más importante aún, ni siquiera ellas mismas pueden escuchar la frecuencia que emiten. No obstante los murciélagos sí pueden, por lo que los investigadores sospechan que estos sonidos podrían estar destinados a ellos. Una especie de “armadura musical” que le advierte al murciélago, “aquí estoy, soy venenosa y no querrás comerme”, cual si se tratase de una señal de alerta.
“La idea de señales de advertencia que el remitente no puede detectar es conocida en el mundo de las plantas, pero es bastante rara entre los animales”, explica el investigador. “Nuestro descubrimiento de la ‘batalla musical’ entre luciérnagas y murciélagos puede allanar el camino para futuras investigaciones”.