El más grande de los misterios
Estimados amigos, cuando planteábamos el tema de portada de esta edición surgió una interrogante acerca de si debíamos hacerlo. El punto de partida fue el reciente descubrimiento de Trappist-1, estrella enana con siete planetas en órbita ubicada a 40 años luz de distancia, y ante ello aparecieron diversos comentarios, como: “Ya se ha hablado demasiado sobre exoplanetas...”, “Puede ser que ya no sea interesante para nuestros lectores...” o “Es que parece que cada dos o tres meses encuentran un sistema planetario con posibilidades de albergar vida y sobre todo un planeta que se asemeja más a la Tierra (aún más que el anterior localizado)”. En este sentido, lógicamente se abordó el asunto de las inimaginables distancias que nos separan de estos mundos y de la tecnología que nos hace falta para siquiera soñar en poder explorarlos. Al final de este pequeño debate interno tomamos la mejor decisión. Así como la ciencia y los científicos buscan incansablemente nuevos conocimientos para el bien de la humanidad, quienes tenemos el privilegio y responsabilidad de informar y comunicar también debemos ser constantes a la hora de dar a conocer nuevos descubrimientos por más lejanos que puedan parecer.
Y para entender lo esenciales que son, tanto la exploración del Universo como la divulgación de cada uno de los hallazgos sobre él, qué mejor que las palabras del gran divulgador y astrónomo Carl Sagan: “El Cosmos es todo lo que es, todo lo que fue y todo lo que alguna vez será. Nuestras más ligeras contemplaciones del Cosmos nos hacen estremecer: sentimos un cosquilleo en la espina dorsal, una voz muda, una ligera sensación, como si de un recuerdo lejano se tratara o como si cayéramos desde una gran altura. Sabemos que nos aproximamos al más grande de los misterios”. Francisco Villaseñor
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