Cine-scopio
El concepto de ciencia ficción en el cine es tan amplio que se vuelve ambiguo. Nos aproximaremos al género revisando su primera etapa y la más ‘clásica’.
El cine de ciencia ficción.
Es difícil definir con claridad al cine de ciencia ficción (CF), especialmente en la actualidad, cuando los avances tecnológicos en efectos especiales han hecho que hasta Los Vengadores parezcan ciencia ficción. Aunque los efectos especiales primitivos favorecieron al género en los inicios del cine, en la ciencia ficción hay elementos o fenómenos que surgen a partir de un supuesto hecho científico o tecnológico, que puede ser especulativo o tener su base en avances reales. Siendo el cine un medio visual, las historias del género sucederán en lugares fantásticos y futuristas, improbables de existir pero fácilmente identificables debido a la tecnología; los aparatos y gadgets estarán por lo menos diez años avanzados a lo que ya exista en el momento de cada producción.
En cuanto al fondo, y esto es lo que diferencia a un filme de CF de uno de aventuras, se reflejarán temas de interés social y político contemporáneos, y el cómo afectan a la naturaleza humana. Por supuesto, sus reglas se han ido estirando y modificando a lo largo del tiempo.
Precursores
Los primeros filmes de CF hechizaron al público por sus entonces novedosos efectos especiales. Muchos consideran como la primera película del género a Viaje a la Luna (1902), de Georges Méliès. En esta cinta silente de apenas 13 minutos un par de caballeros viajan a la Luna en una gran bala de cañón disparada desde la Tierra. Está basada en los libros De la Tierra a la Luna, de Julio Verne, y Los primeros hombres en la Luna, de H. G. Wells. De este filme es la icónica imagen de la cara de la Luna con una gran bala incrustada en su ojo derecho. Otro elemento prematuro de ciencia ficción en él es la aparición de habitantes de la Luna, o selenitas.
Otras cintas silentes notables fueron À la conquête du pôle (1912), también de Méliès, siguiendo la tónica de su anterior filme, pero esta vez dedicado a conquistar el Polo Norte; la danesa Himmelskibet (1918), donde científicos viajan a Marte para encontrar una civilización pacifista y vegetariana; y la soviética Aelita (1924), de tema similar en la cual unos astronautas encuentran una dictadura futurista en el planeta rojo. Ahí los viajeros ayudarán a una revolución. Desde entonces la CF lleva un alto grado de comentarios críticos y sociales.
El primer largometraje de ciencia ficción es la alemana Metropolis (1927), de Fritz Lang. Situada en el año 2000 nos muestra, en su estilo expresionista, varios elementos que serán recurrentes: una ciudad tecnológicamente futurista, con una marcada división entre las clases sociales (la clase alta vive en la superficie, mientras que la clase trabajadora, encargada de manejar las máquinas que sostienen a la ciudad, vive en el subsuelo); un científico malvado y una robot llamada María, probablemente el primer autómata del cine. A la fecha, Metropolis es el referente definitivo de un filme de ciencia ficción, influencia total para producciones en años posteriores.
“Klaatu barada nikto”
A comienzos de los años 50 la Guerra Fría, la paranoia anticomunista en Estados Unidos y el inicio de la carrera espacial contra la Unión Soviética contribuyeron a la popularidad de estos filmes, a pesar de que estaban hechos con bajos presupuestos, guiones flojos y actuaciones no muy notables. Las cintas con aventuras en el espacio eran las favoritas del público, tanto así que el número de producciones realizadas hizo que a esta etapa se le considere la ‘era dorada’ del género.
Entre las películas más importantes están Destination Moon (1950), que retoma el argumento de la novela Rocket Ship Galileo, de uno de los grandes escritores del género,
Robert Heinlein. En ella, un ingeniero espacial, Charles Cargraves, construye un cohete basado en energía nuclear que los lleva a él y a sus amigos a la Luna; sin embargo, el viaje requiere más combustible del calculado y no podrán volver a menos que uno de ellos se quede allá. Fue el primer filme en presentar de modo realista los trajes espaciales, la superficie lunar e incluso el diseño de los cohetes. Además, dado el momento histórico, presentó al espacio como campo de batalla contra la Unión Soviética.
Para los estudios de cine, las películas eran muy redituables y requerían poco presupuesto. Como influencia de la Guerra Fría, los filmes espaciales pronto se convirtieron en aventuras donde la Tierra era invadida por poderosas fuerzas exteriores, toda una alegoría de la paranoia política que reinaba en aquellos años de posguerra. The Thing From Another World (1951), cuyo remake sería hecho por John Carpenter en 1982, cuenta la historia de una forma de vida extraterrestre prisionera en el hielo, descubierta en la Antártida. Por supuesto, su misión es la de diezmar a la humanidad.
Un mensaje pacifista y crítico a la Guerra Fría, en voz de una entidad extraterrestre, es el hoy famoso “Klaatu barada nikto”, diálogo de un alien mesiánico y un robot gigante en The Day the Earth Stood Still (1951). En It Came From Outer Space (1953) se cuenta una moraleja en la que un grupo de aliens toma la forma de terrícolas que encuentran, a fin de poder reparar su nave.
Más cintas con esta temática se hicieron a lo largo de la década, destacando las clásicas The War of the Worlds (1953), basada en el libro de H. G. Wells; e Invasion of the Body Snatchers (1956), cuyas múltiples versiones demuestran cómo la CF refleja los miedos de la sociedad occidentalizada.
El uso de los robots se popularizó con El día… pero también con filmes como Forbidden Planet (1956), cuyo diseño de producción inspiró trabajos del género que vendrían después, tales como Star Trek y la mismísima Star Wars.
Insectos y monstruos gigantes
A partir de mediados de los años 50, las temáticas se enfocaron en criaturas gigantes de todo tipo, mutadas casi siempre debido a radiación atómica. Entre estos monstruos producto de la ciencia hay un pulpo gigante de seis brazos en It Came From Beneath the Sea (1954); una araña arrasando el desierto de Arizona en Tarantula (1955); terribles grillos gigantes en Beginning of the End (1955); enormes escorpiones que emergen de un volcán, el Paricutín, y que amenazan con destruir a la Ciudad de México en The Black Scorpion (1957), y unas terribles mantis religiosas de gran tamaño que acabarán con Washington y Nueva York en The Deadly Mantis (1957). Por supuesto, a la ola de monstruos gigantes contribuyó Japón con Gojira (1954), alias Godzilla, y la serie de filmes del reptil que siguieron después, además de otros monstruos como Mothra.
Hasta ese momento no se contemplaba a los filmes de ciencia ficción como materia para grandes presupuestos, a pesar de que las ganancias en taquilla eran considerables. Será hasta finales de los años 60 cuando las películas de este género se conviertan en grandes superproducciones. Pero ésa ya es historia de otra entrega.