Bit en un átomo
Hasta ahora para resguardar un sólo bit –la unidad mínima de información– se necesitaban aproximadamente 100,000 átomos. Esto de por sí es bastante pequeño, tomando en cuenta que un sólo cabello humano tiene un espesor de medio millón de átomos; sin embargo científicos del Instituto para la Ciencia Básica (IBS, en Corea del Sur), en colaboración con el IBM Almaden Research Center, en California, Estados Unidos, consiguieron convertir un átomo de holmio (Ho, elemento químico con número atómico 67) sobre una placa de óxido de magnesio (MgO) en un dispositivo de almacenamiento con capacidad para un bit.
Se trata de un gran avance en la carrera por la miniaturización de los medios de almacenamiento, el cual, a decir de Andreas Heinrich, director del Center for Quantum Nanoscience en el IBS, podría ser el salto que se requiere para alcanzar la llamada computación cuántica.
El logro fue posible mediante un microscopio de efecto túnel (STM, por sus siglas en inglés), con el cual es posible ver y mover átomos individuales al aplicarles leves pulsos eléctricos. Con ello se puede cambiar la dirección de la magnetización de los átomos de holmio individuales y escribir ‘datos’ en lenguaje binario (1y 0).
El equipo de Heinrich también diseñó un ‘sensor cuántico’ –un átomo de hierro colocado junto al átomo de holmio– para leer la memoria almacenada en el átomo de holmio. Debido a lo diminuto de esta ‘usb atómica’ se pensaba que si se ponían dos átomos juntos sus campos magnéticos podrían generar interferencias, pero no fue así. Por medio de magnetorresistencia de efecto túnel se constató que mantienen estables sus campos magnéticos y pueden almacenar información de manera individual. Los datos almacenados no sólo se mantienen legibles sino que incluso en este dispositivo es posible reescribir información de manera relativamente sencilla.