Antimotores para surcar el Cosmos
En los años 80 el físico estadounidense Robert L. Forward (1932-2002) propuso usar el peculiar antagonismo entre partículas y antipartículas para propulsar naves espaciales. Partía de la siguiente suposición: si aniquiláramos un kilo de materia con otro de antimateria se liberaría tanta energía como cuarenta millones de toneladas de TNT. Teniendo esto presente, la velocidad límite para un motor con semejante impulso es la de la luz. Pero las cosas no son tan sencillas como pudiera parecer. El 40% de la energía desatada toma la forma de letal radiación gamma. Esto implica que la nave debería estar fuertemente protegida para no matar a los tripulantes. Y también habría que salvar otro pequeño detalle de ingeniería: rebajar los costos para que el motor sea rentable. El gasto energético necesario para obtener un kilo de antimateria es un millón de veces la que se liberaría al aniquilar ese anticombustible en un cohete. Y en nuestro universo por lo menos, si das más de lo que obtienes, la pérdida es segura.