A gran escala
La biotecnología no solamente ha beneficiado al área de investigación, también ha ayudado a la generación de plantas in vitro de manera masiva en las denominadas biofábricas. Estos grandes centros de cultivo tienen como fin obtener un gran número de ejemplares y que sean de la mejor calidad posible.
El país que comenzó con esta idea fue Cuba, luego de diseñar su propio sistema de inmersión. Por las características climáticas del país, sus costos de producción bajan mucho debido a que usan incubadoras de vidrio con luz natural.
En México una de las primeras que instaló uno de estos grandes laboratorios fue el Centro de Investigación Científica de Yucatán, A. C. (CICY) y en él actualmente se trabaja con plantas de interés comercial como henequén, cocotero y papaya. Por ejemplo, las plantas de henequén provienen de líneas clonales seleccionadas; éstas contienen 30% más fibra y se puede comenzar la cosecha de hojas hasta un año antes que el ciclo normal.
Algunas grandes empresas que usan el cultivo in vitro son Sabritas, para cultivar papas, y Nescafé, para algunas de las plantas de café que utiliza; además de la empresa Agrobio en Chiapas, que se dedica a propagar especies tropicales como papaya y piña. En otros países también se lleva a cabo este tipo de producción; por ejemplo, Biofábrica Misiones en Argentina cuenta con 13 especies desarrolladas, entre las que se encuentran caña de azúcar, mandioca, plátano y menta.
En este tipo de fábricas se busca la selección genética, es decir, van seleccionando de su lote cuáles son las plantas que les dan frutos más grandes, jugosos o con cierta característica, y ésas son las que se reproducen. Esto es lo mismo que se hace en el campo; pero in vitro, se realiza en menos tiempo.