Video: conoce a las mujeres de la cueva
De 60 aspirantes, solo seis mujeres intrépidas fueron seleccionadas para explorar la cámara Dinaledi; una tarea que da nuevo significado a la expresión “trabajar en espacios reducidos”. para un simposio en el Instituto de la Cuenca de Turkana, centro de investigación que él (junto con la Universidad Estatal de Nueva York) estableció cerca del margen occidental del lago Turkana, en Kenia.
El objetivo del encuentro era llegar a un consenso para cofundar un registro de Homo primitivo, sin protagonismos ni rencores, dos vicios endémicos de la paleoantropología. Estarían presentes algunos de los críticos más acérrimos de Berger, incluidos algunos que habían escrito críticas hirientes sobre sus interpretaciones de los fósiles de A. sediba. Para ellos Berger no era más que un intruso, en el mejor de los casos; en el peor, un maestro de la hipérbole. Hubo incluso quienes amenazaron con no asistir si era invitado. No obstante, debido al descubrimiento de Rising Star, Leakey no podía permitirse el lujo de ignorarlo. “En este momento, nadie en el mundo está encontrando tantos fósiles como Lee”, comentó Leakey.
Durante cuatro días, los científicos se congregaron en un laboratorio amplio, con grandes ventanas abiertas para permitir el paso de la brisa y con vaciados en yeso de evidencias importantes de Homo primitivo distribuidos en las mesas. Una mañana, Meave Leakey (otra exploradora residente de National Geographic) abrió una bóveda para revelar flamantes especímenes hallados en el lado oriental del lago, incluido un pie casi completo. Cuando llegó su turno de hablar, Bill Kimbel, del Instituto sobre Orígenes Humanos, describió una nueva mandíbula de Homo procedente de Etiopía y datada en 2.8 millones de años: el miembro más antiguo de nuestro género, hasta ahora. La arqueóloga Sonia Harmand, de la Universidad de Stony Brook, soltó una bomba todavía más estruendosa: el