Espolvoreados sobre la carroña, 100 gramos del insecticida carbofurán (arriba) pueden matar a 100 buitres. Las aves envenenadas que son capturadas pronto o que no han consumido demasiado pueden salvarse si se les administra una dosis de atropina y se les
Las horas pasan y los actores sangrientos van y vienen: hienas, chacales, marabús, águilas carroñeras y cuatro especies de buitres. A pesar de la histeria aparente, todos tienen una oportunidad, se reparten el cadáver.
Tanto Thomsett como Ogada han considerado desde hace mucho tiempo qué pasaría si se eliminara a los buitres de esta compañía de actores. Ogada, quien realizó experimentos con cadáveres de cabras en un periodo de dos años, descubrió que en ausencia de los buitres los cadáveres tardaban hasta tres veces más en descomponerse, el número de animales que visitaba el cadáver y el tiempo que estos animales pasaban con el cuerpo también se triplicaban.
¿Por qué son importantes estos datos? Porque entre más tiempo pasen los chacales, leopardos, leones, hienas, ginetas, mangostas, perros y los demás junto a un cadáver es más probable que se dispersen los patógenos –que mueren en el estómago de un buitre– hacia otros animales, tanto silvestres como domesticados. Al comerse la placenta del ñu, me explica Thomsett, los buitres evitan que el ganado contraiga el catarro maligno, un virus de herpes con frecuencia fatal. Al reducir los cadáveres a huesos en unas horas, eliminan las poblaciones de insectos vinculadas con enfermedades de los ojos, tanto en las personas como en el ganado.
“Los buitres son más importantes, en términos de servicios a la humanidad, que los ‘cinco grandes’ a los que todo mundo viene a ver”, añade. Los científicos creen que su pérdida desencadenaría una catástrofe ecológica y económica.
Aunque el envenenamiento es la causa inmediata del descenso en las poblaciones de buitres en África, Thomsett, en palabras llanas, enfatiza la raíz del problema: demasiada gente. Se espera que para 2050 la población de Kenia llegue a 81 millones, en comparación con los 44 millones actuales. Y los masáis están entre los grupos con un crecimiento más rápido en el país.
Thomsett se explaya en la lista de amenazas antrópicas para los buitres de Kenia. Los campesinos