FRIO NORUEGO
Las islas Lofoten son parte de los destinos escénicos más formidables para surfear en invierno.
TODOS A BORDO
Envuelto por corrientes árticas y fiordos estrechos, el archipiélago de Lofoten atrae a los amantes de la aventura, incluidos surfistas invernales. Montar las gélidas olas aquí requiere una dosis noruega de indre
kraft, o fuerza interior. Durante la década pasada, los avances técnicos en vestimenta para agua fría hicieron posible pasar más tiempo en temperaturas que por lo general entumecen. “Solo somos nosotros, nuestras tablas y la vastedad de la naturaleza”, comparte la surfista alemana Aline Bock (aquí con su amiga Lena Stoffel).
VIDA ISLEÑA
Tras surfear, hacer paddleboard o senderismo, los aventureros pueden romper su frío aislamiento y calentarse con la centenaria cultura pesquera que define a las islas. Entre curtidas cabañas rojas llamadas rorbu, las costillas de bacalao (ingrediente principal del guiso de pescado) se secan al viento.
Durante el invierno, en el Círculo Polar Ártico la luz del día es esquiva, lo que brinda amplias oportunidades de perseguir los remolinos verdes de las auroras boreales, sobre todo alrededor de las villas de Reine y Svolvaer.
ENFOQUE ECOLÓGICO
Catalogadas como “destino sustentable” por el Consejo Global de Turismo Sostenible, las islas Lofoten se han centrado en preservar su cultura y reducir el impacto negativo del turismo.
Mientras el cambio climático derrite los glaciares y eleva el nivel del mar, las olas de las islas tarde o temprano serán demasiado peligrosas para montarse. Los esfuerzos de conservación exitosos, como poner fin al desarrollo de combustibles fósiles en alta mar, podrían beneficiar tanto al medio ambiente como a las personas.
“CUANDO LA OLA PERFECTA VIENE Y LA MONTAS BIEN, TODO ES ALEGRÍA Y FELICIDAD PURAS”. —Aline Bock, surfista.