JEREMY BAILENSON
Estudia el trabajo en casa y los efectos que tiene en la salud
Aunque a muchos nos da pavor hablar en público, la proliferación de las videollamadas durante la pandemia ha ocasionado que “los oyentes se conviertan en oradores”, afirma Jeremy Bailenson, director y fundador del Laboratorio de Interacción Virtual Humana de la Universidad Stanford. Antes de la COVID-19 había pocos estudios sobre cómo las horas de videollamadas podían afectar la salud mental, comenta Bailenson. Ahora que su laboratorio ha realizado encuestas a miles de empleados que trabajan a distancia, puede enumerar los aspectos de las videollamadas que provocan ansiedad en la gente y recomendar maneras de mitigarlos.
Una fuente de ansiedad es ver tu reflejo en tiempo real; este atributo debería estar oculto, dice Bailenson. Otro factor de estrés: el tamaño que ocupan las otras personas en pantalla. Bailenson afirma que, en una típica videollamada, el interlocutor parece estar a menos de 60 centímetros de distancia, lo que provoca que la intimidad sea incómoda. Sugiere establecer un tamaño máximo de una cabeza para evitar que la otra persona se entrometa en tu espacio personal.
“Agradezco que las empresas como Zoom faciliten las videollamadas. Pero me gustaría que se reflexione más respecto a los efectos que tienen las decisiones del diseño en la interacción social y el bienestar humano”. j