National Geographic Traveler (México)
La Rumania de Drácula
UN RECORRIDO ESPELUZNANTE POR LA VIDA DE ESTE INTRIGANTE PERSONAJE DEL MEDIOEVO.
Digno de su leyenda. Un príncipe sádico, demente y sanguinario cuya brutal forma de impartir justicia trascendió tiempos y fronteras, incluso para su época. Sin embargo, la Europa cristiana no da cuenta de la deuda que tiene con “El Empalador”, pues defendió su puerta de entrada del expansionismo islámico mientras gobernó el principado de Valaquia, en la Rumania medieval.
La fama que adquirió Vlad Țepeș debido a su salvaje método de tortura y ejecución también garantizó la seguridad de sus territorios. Mehmet II, sultán otomano y conquistador de Constantinopla, declinó durante una de sus campañas por tomar Valaquia ante el horror que presenció frente a uno de los bosques de empalados de Drácula; a los cuales, según grabados de la época, el príncipe rumano asistía para darse un banquete entre sus víctimas.
Venimos en tren desde Bucarest hacia Brașov. Los Cárpatos comienzan a elevarse en el horizonte conforme nos acercamos; sugestión o no, el cielo nublado del invierno, las montañas escarpadas cubiertas de nieve, los árboles marchitos y un río de agua helada recuerdan el viaje de John Harker hacia el hogar de Drácula en la novela de Stocker.
Es justo aquí, en el castillo de Bran, donde iniciamos nuestro recorrido. Este sitio es donde ocurre parte de la trama de la novela vampírica. Drácula vivió aquí durante un tiempo, no en un sarcófago, como lo hacía “El Maligno”, sino planeando un ataque en contra de los húngaros para reconquistar el trono de Valaquia que habían perdido su padre y hermano: el primero asesinado al tratar de huir luego de perder la batalla; el segundo