National Geographic Traveler (México)
LO MEJOR DEL MUNDO
Quienes visiten Turquía se sorprenderán: urbes históricas, monumentos, ruinas arqueológicas admirables y un sinfín de paisajes contrastantes. Sin embargo, en el suroeste del país, en la provincia de Denizli, hay un panorama que sobresale. ACCIDENTE GEOGRÁFICO. Se trata de una estructura natural imponente conocida como Pamukkale, que significa “castillo de algodón” en turco. Este prodigio, declarado Patrimonio de la Humanidad, está en una colina de la llanura de Menderes y nació de los movimientos tectónicos que causaron el surgimiento de piedras calizas de diferentes dimensiones, entre las cuales, acomodadas a modo de una cascada congelada, se crearon fuentes de aguas termales. De lejos, esta montaña de terrazas de roca podría confundirse con un paisaje nevado, pero, al acercarse y tocar la textura porosa de la piedra, es posible experimentar la calidez de la montaña que produce una sensación única. CANTERA RECREACIONAL. También se pueden contemplar las estalactitas que sostienen y unen las formaciones, así como escalones que separan las terrazas, con una distancia de entre uno y cinco metros. Para completar la experiencia hay que ponerse traje de baño y sumergirse en las fuentes termales con un alto contenido de calcio y bicarbonato. La relajación absoluta está garantizada. TIP. Al ser un lugar tan alucinante, es normal encontrar multitudes de turistas que desean bañarse en las termas y capturar la mejor foto. Para evitarlas, se recomienda dormir en el pueblo de Pamukkale y explorar la zona en la mañana, cuando hay menos gente, ya que a mediodía y por la tarde es el horario más concurrido. Los meses de verano resultan ser los más visitados por el turismo, aunque de noviembre a marzo suele haber menos gente y las temperaturas son más bajas.