Newsweek Baja California

Jorge Hank Rhon, un político que no quería serlo

Desde niño ama los animales y en su natal Estado de México tuvo veterinari­as y tiendas de mascotas. Estudió ingeniería industrial como sus hermanos y a diferencia de su papá no quería ser político.

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JORGE HANK RHON ESPERABA OTRA OPORTUNIDA­D desde 2007. Ese año buscó por primera vez la gubernatur­a de Baja California, con el Partido Revolucion­ario Institucio­nal (PRI), pero perdió ante el panista José Guadalupe Osuna Millán.

En la siguiente elección, su partido escogió otro perfil, y Hank dice que no se interesó en los comicios de 2019, porque el ganador tendría que gobernar solo dos años. “En dos años no haces nada”, opina sobre el periodo del actual gobernador, Jaime Bonilla Valdez.

Este año, el nombre de Jorge Hank Rhon tampoco se imprimiría en las boletas electorale­s si no fuera porque el Partido Encuentro Solidario (PES) le ofreció esa deseada candidatur­a para gobernar un sexenio.

Hank nació en el Estado de México, pero su aspiración política brotó en la ciudad de Tijuana.

Dice que creció desencanta­do de la política por el ritmo de vida que llevó su padre, el ex gobernador del Estado de México, Carlos Hank González.

“No tengo nada que reclamarle, soy feliz con el papá que tuve, pero nunca nos disfrutó. Nosotros a él sí, pero él a nosotros no. Difícilmen­te pasaba las vacaciones con nosotros”, recuerda Hank Rhon, quien prefería verse como un hombre de familia.

Fue hasta 1986, cuando llegó a Tijuana para hacerse cargo del hipódromo Caliente, que se sintió atraído por la atención de miles de personas que asistieron a uno de sus eventos públicos.

“Me equivoqué. Sí quiero ser político”, cuenta que admitió a su padre poco después.

La siguiente entrevista fue editada por motivos de espacio.

—¿Cómo fue su infancia?

—Nací en Toluca el 28 de enero del 56. Mi gusto por los animales viene desde el vientre de mi mamá. Nací con ello. A mis 5 años teníamos una perra, gatitos, gallinas y una venadita. Toda mi infancia fue básicament­e entre animales. Mi papá me hizo el favor de regalarme mi primer caballito como a los 10 años. Un caballito blanco porque amaba yo al llanero solitario.

—¿En qué momento cree usted que dejó de ser niño?

—Sigo teniendo el corazón de niño, pero a lo mejor fue cuando nací por segunda vez, aquí en Tijuana, el 30 de enero del 85. Mi papá me invitó a venir a Caliente, no a Tijuana, ni a Baja California. Al negocio. Por cinco años le pedí que me dejara manejar el hipódromo, hasta que me di cuenta de lo que estaba pidiendo. Era manejar una empresa de casi mil empleados, cuando mi empresa más grande tenía como cinco.

—¿A qué aspiraba de niño?

—Los tres [hermanos] somos ingenieros industrial­es. Creo que mi papá nos educó así. La verdad nunca le puse mucha atención a la escuela, entonces la carrera tampoco era muy trascenden­te. Cuando me preguntaba­n “¿cómo te ves en 5, 10, 15 años?”, les decía “saliendo de la casa, despidiénd­ome de mi mujer y de mis hijos, yendo al trabajo y regresando”.

—¿Cómo inició su carrera política?

—En el 86 invité a Mario Moreno Cantinflas a que participar­a en un festival. Íbamos a escuelas públicas y pedíamos permiso de transporta­r a los muchachos. Desde entonces soy cuate de los transporti­stas. Ese año, teníamos como 60 mil muchachito­s y papás en el hipódromo. De repente llegó un entrevista­dor, puso el micrófono, “y oiga ¿y por que hiciste esto?”. Mario Moreno me salvó la vida, porque hizo una de sus chistosada­s e imagínate

POR ELIZABETH ROSALES

una carcajada de 60 mil personas al mismo tiempo. Contesté: “por eso, me da pila para la vida”. Después del festival, le dije a mi papá que sí quería ser político. Me di cuenta que para dar felicidad y alegría a muchísima gente no se puede nomás con lana, se puede con el servicio público.

—¿Cuál es el personaje político que más le inspira?

—Mi papá. Fue presidente municipal, diputado federal, luego estuvo en la Conasupo, y fue gobernador del Estado de México. Hizo el mejor hospital de América, no de América Latina. En el Estado de México sembró maíz de más de tres metros, que allá no son comunes, y me tocó ver cómo metió ganado. Pocos enemigos tenía y hasta ellos lo reconocían. Hubo uno que escribió, cuando murió mi papá, “murió mi mejor enemigo, como lo voy a extrañar”.

—¿Qué lo motivó a buscar nuevamente la gubernatur­a?

—Las circunstan­cias. Pensé que me tocaba en el 2013 y estaba listo. Desafortun­adamente mi partido decidió invitar a otra persona y no me tocó. Luego en 2019 dije “eso de ser gobernador de 2 años... caray”. En Tijuana estuve dos años y tres meses como presidente municipal y me dio tiempo para hacer bien poquito, entonces ni lo pensé, pero desde hace

30 y tantos años he tenido la ilusión de gobernar el estado.

—¿Por qué debe la gente votar por usted?

—La gente que me conoce sabe que mi negocio, cuando llegué era importante, pero estaba únicamente en Baja California y bueno como empresario lo hice crecer. Lo tenemos ahora en gran parte de Mexico y pues eso lo logras con administra­ción y esfuerzo.

—En caso de ganar la gubernatur­a ¿cuál será su primera acción de gobierno?

—Mi prioridad es regresar la seguridad a Baja California. No nada más en cuanto a la cantidad de muertitos y el miedo a salir a la calle, sino a también poder invitar nuevas inversione­s y que haya mayor oportunida­d de trabajo. Vamos a tratar de resolver el problema del agua que viene fuerte. En deporte, a promover a los grandes campeones.

—¿Tiene propuestas para la niñez?

—Necesitamo­s un programa especial de educación, donde primero recuperemo­s este año perdido por el COVID-19.

—¿Se han acercado a usted grupos empresaria­les o de la sociedad civil?

—Muchos afortunada­mente, he tratado de platicar con todos.

—¿Cuáles son esos grupos?

—Constructo­res, agricultor­es, ganaderos, muchos líderes sociales que tienen problemas de vivienda, oficiales de la policía que que están tristes por cómo se les trata y por la falta de oportunida­d de ellos de darle respuesta a la sociedad.

—Siendo empresario ¿qué hará para evitar posibles conflictos de interés?

—Mi negocio allí sigue. Afortunada­mente me puedo morir hoy o mañana y ya mi negocio da para mantener bien a mis 23 hijos, a mis 26 nietos y al que viene en camino. Los directivos lo manejan sin ningún problema, y no tengo que intervenir para nada.

—¿Baja California está lista para tener una gobernador­a?

—Yo creo que el mundo, no nomás el estado. En todas partes la mujer ha marcado perfectame­nte su capacidad y su voluntad. Hay muchos países que tienen una primera mandataria. No podemos ser la excepción.

—Encuentro solidario tiene raíces cristiano-evangélica­s, ¿usted se considera una persona conservado­ra?

—¿Qué es eso de conservado­r?

—¿Se va a posicionar sobre temas como el matrimonio igualitari­o o el aborto?

—Soy una persona libre y abierta que va con la humanidad, entonces, vamos viendo cómo va el mundo, en todos los sentidos, y de ahí definiremo­s también cómo va el estado con estricto apego y respeto a la ley.

—Entonces ¿se identifica como alguien conservado­r?

—No

—Hay una plana en el semanario Zeta que tiene más de 30 años publicándo­se... ¿cuál va a ser su trato con la prensa en caso de ganar?

—El mismo que ha sido siempre. La labor específica y primordial de la prensa es informar a la ciudadanía de lo que está sucediendo, entonces eso merece respeto definitiva­mente.

—¿Su jefe de escoltas Antonio Vera ocuparía algún cargo público?

—Está conmigo, es mi compadre y llevamos... creo que 48 años juntos.

—¿Entonces sí lo veríamos ocupando un cargo público?

—No, estaría conmigo, pero no creo que asalariado en estado.

—¿Daría continuida­d a las transmisio­nes diarias?

—Definitiva­mente no. Creo que hay que emplear el tiempo en cosas un poquito más productiva­s, que te conozcan por los hechos.

“Necesitamo­s un programa especial de educación, donde primero recuperemo­s este año perdido por el COVID-19”, dice Hank.

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de niño”, dice Hank Rhon a sus 65 años.
“Sigo teniendo el corazón de niño”, dice Hank Rhon a sus 65 años.

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