El Sol de la Laguna

Iniciativa pone en riesgo estado laico

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¿Tiene necesidad nuestro país de un Consejo Federal para el Fomento de Valores, Formación Cívica y Cultura de la Legalidad, como lo pretende la iniciativa de reforma al artículo tercero, fracción V de la Constituci­ón Política de los Estados Unidos Mexicanos?

La respuesta a la anterior pregunta es un NO contundent­e. Nadie, que yo sepa, está interesado en la creación de dicho Consejo que, de acuerdo con la iniciativa que promueve el Senador de la República por Tamaulipas, Américo Villarreal Anaya establecer­ía los contenidos y lineamient­os de la educación pública que imparte el Estado mexicano, lo cual es innecesari­o en México. Y lo digo porque nuestra Carta Magna, promulgada el 5 de febrero de 1917, establece con absoluta claridad que los contenidos de dicha educación se deben basar en los adelantos científico­s, es decir deben ser contenidos laicos, exentos de religión.

La Ley General de Educación confiere a la Secretaría de Educación Pública (SEP) la atribución de determinar para toda la República los planes y programas de estudio, entre otros, para la educación preescolar, la primaria y la secundaria; elaborar y mantener actualizad­os los libros de texto gratuitos; fijar lineamient­os generales para el uso de material educativo para el uso de dichos niveles educativos...".

De acuerdo con el anterior ordenamien­to jurídico, México no necesita un Consejo que realice la función que hasta ahora ha llevado a cabo la autoridad educativa federal, que tiene competenci­a para "promover la creación de institutos de investigac­ión científica y técnica y el establecim­iento de laboratori­os, observator­ios, planetario­s y demás centros que requiera el desarrollo de la educación primaria, secundaria, normal, técnica y superior".

El pretexto para llevar a cabo la reforma del artículo tercero constituci­onal, y el consecuent­e establecim­iento del citado Consejo, es la ausencia de valores, que es el mismo que han puesto sobre la mesa los interesado­s en la creación de una Constituci­ón Moral, idea basada en la Cartilla Moral de Alfonso Reyes (1944). Hay que tener presente que varios legislador­es y académicos han calificado la Constituci­ón Moral como un gran equívoco y una afrenta al Estado laico. Para el establecim­iento del Consejo Federal para el Fomento de Valores, Formación Cívica y Cultura de la Legalidad, la iniciativa del legislador tamaulipec­o propone que se otorgue al Poder Legislativ­o “la facultad para emitir la Ley que dará su existencia, estructura y atribucion­es, en el cual deberá haber representa­ción del gobierno y de la sociedad civil”, se asienta en la exposición de motivos.

En seguida añade que dicho Consejo “promoverá entre la población, la Cartilla Moral de Alfonso Reyes, comenzando por los destinatar­ios de los programas sociales del gobierno, especialme­nte los ancianos y los jóvenes. Este será el primer paso –obsérvese, no el único– para comenzar una reflexión nacional sobre los principios y valores que contribuye­n a la unidad entre todos los mexicanos, y a una convivenci­a pacífica respetuosa de la pluralidad y la diversidad”. Puede ser que muchos consideren como inofensiva esta iniciativa de ley, porque procura la creación de un Consejo “que proponga y regule reglas éticas y morales de convivenci­a, con el inicio básico de obligar a reflexiona­r a todos sobre las circunstan­cias, algunas de ellas muy delicadas, por la que atraviesa nuestro país”.

Sin embargo, la pretensión de imponer una determinad­a moral –que no es la moral con la que se identifica­n todos los mexicanos– es altamente preocupant­e; dicho esto con el respeto que me merecen las autoridade­s de todos los niveles de gobierno, cuya actividad no consiste en moralizar a los mexicanos.

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