De soltera a casada
Qué implicaciones legales tiene el uso de los apellidos.
Entre las vueltas y pendientes en los que he estado ocupada estas últimas semanas, aproveché para asesorarme sobre el proceso para mi apellido de casada y me llevé una sorpresa.
Platiqué con el abogado Gabriel Uribe Millán, quien me explicó que en México no existe en realidad un trámite para adoptar el apellido de mi futuro esposo; se trata más bien de una costumbre entre las personas.
También me explicó que es importante que aunque adopte esa costumbre de usar el apellido de mi esposo, lo restrinja sólo al ámbito informal, ya que usarlo ante autoridades o instituciones podría acarrearme problemas.
Lo que sucede, me dijo, es que si se usa en algún tipo de contrato pueden surgir inconvenientes posteriores para acreditar que se trata de la misma persona, al aparecer con nombres distintos en diferentes documentos.
Puede ser necesario después un juicio, que se llama acreditación de hechos de identidad y que requiere presentar todos los documentos en los que aparecen ambos nombres, además de requerir dos testigos que darán fe ante un juez, quien finalmente determinará si se trata de la misma persona.
Así que para evitar este proceso que puede llevarse hasta cuatro meses, lo mejor es evitar usar el “nombre de casada” para firmar cualquier tipo de contrato, es decir, documentos donde se contraigan derechos u obligaciones; además me recomendó que siempre firme con mi nombre completo, tal como aparece en mi acta de nacimiento.