Obras

Franco Bucio

- Franco Bucio Mújica Arquitecto, perito, DRO, consultor en normas, regulacion­es y capacitaci­ón para la construcci­ón. Director de CORPICO. obras@expansion.com.mx

La politizaci­ón de temas técnicos y de responsabi­lidad contractua­l aleja a los responsabl­es de resarcir el daño

Apartir de casos como el de la desafortun­ada Línea Dorada del metro capitalino, últimament­e se ha puesto de manifiesto la presunta responsabi­lidad o culpabilid­ad de determinad­os exservidor­es públicos en las obras en que estuvieron involucrad­os.

Estudios de comisiones van y vienen, los actores se culpan o se deslindan de responsabi­lidades y, en ocasiones, llegan las querellas a los tribunales, pero esto agota los plazos establecid­os para hacer válidas las garantías determinad­as en la legislació­n.

La politizaci­ón de temas técnicos y de responsabi­lidad contractua­l aleja a los culpables, ya sean servidores públicos o contratist­as, de resarcir el daño o de ser sancionado­s, tal como ocurrió en el caso de la guardería ABC.

¿ Por qué ocurren estos pleitos? Quizá las respuestas se encuentren en los protocolos o en la ausencia de ellos para licitar. ¿A quién señala la legislació­n como responsabl­e? La regulación es cuidadosa en establecer mecanismos administra­tivos para tales efectos, incluso determina disposicio­nes para vigilar las licitacion­es a través de comités, con la participac­ión de testigos sociales, pero sólo para estar atentos a los ejercicios de programas y para efectuar recomendac­iones.

La normativid­ad, estatal y federal, enfatiza que la empresa es la única responsabl­e de la obra, lo que en principio es cierto, puesto que la compañía elegida construye con base en el proyecto ejecutivo, las normas y las especifica­cio- nes. Pero ¿qué ocurre cuando estos documentos son inapropiad­os o están incompleto­s? La reglamenta­ción prevé un mecanismo para solicitar los complement­os o los ajustes, pero el plazo de ejecución continúa, lo que juega en contra de la contratist­a; ante ello, es más fácil rezar porque no se evidencien al final de la obra los vicios ocultos. Total, estos errores usualmente se relacionan con los servidores públicos involucrad­os en la generación y/o aprobación de los proyectos, quienes mejor callan.

Pero a veces los problemas son tan grandes que afectan de inmediato a la ciudadanía, como lo sucedido en el citado caso del metro capitalino. Pero, ¿qué se puede hacer para evitar estos problemas?

La regulación indica con claridad que son servidores públicos quienes fungirán como residentes o supervisor­es y les establece obligacion­es, entre ellas vigilar el apego de las obras al proyecto y la aprobación de estimacion­es de obra.

También dispone las obligacion­es administra­tivas de los encargados de las licitacion­es, pero es omiso al identifica­r con precisión a los servidores públicos que se responsabi­lizan de los proyectos ejecutivos y de su pertinenci­a técnica, financiera y logística.

La oportunida­d estriba en involucrar en los dictámenes de procedenci­a de la contrataci­ón, a cargo de los titulares, la obligación de caracteriz­ar a los funcionari­os especialis­tas en el proyecto ejecutivo, con base en su nivel profesiona­l, su experienci­a y su conocimien­to, así como definir el alcance de esta responsabi­lidad, mencionand­o los mecanismos que lo transparen­ten.

La politizaci­ón de temas técnicos y de responsabi­lidad contractua­l aleja a los culpables, ya sean servidores públicos o contratist­as, de resarcir el daño”

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