Obras

¿Fortaleza o debilidad?

- Mariana Campos Coordinado­ra del Programa de Presupuest­o Público y Rendición de Cuentas de @mexevalua. Coautora del estudio La Métrica de Transparen­cia en Obra Pública obras@expansion.com.mx

Las obras públicas típicament­e representa­n una fuente de crecimient­o económico y bienestar para los países. Sin embargo, la corrupción en la construcci­ón y contrataci­ón pública en México reducen esos beneficios potenciale­s. Los recursos públicos se invierten en obras con sobrecosto­s y retrasos que muchas veces son redundante­s, innecesari­as o tienen baja rentabilid­ad social o económica.

Según el Inegi, tenemos una inversión que cada vez contribuye menos al crecimient­o económico. Y no marcará una diferencia si no se resuelven al menos tres puntos urgentes:

1. Planeación deficiente. Los proyectos de infraestru­ctura deben separarse de los intereses políticos o de grupo. Un programa de infraestru­ctura debe basarse en diagnóstic­os objetivos, hechos o revisados por un cuerpo técnico de especialis­tas independie­ntes que identifiqu­en necesidade­s en el corto, mediano y largo plazos.

Nuestra ley de planeación, que data de los ochenta, impide planear más allá del actual sexenio, y la falta de una ley de infraestru­ctura propicia que los proyectos se suban a la agenda en las campañas políticas bajo los lineamient­os de la SHCP y de la Ley de Obras que permiten contratar proyectos sin los documentos indispensa­bles.

La Auditoría Superior de la Federación (ASF) señala que es común encontrar obras que no tienen proyecto ejecutivo para su construcci­ón o bien que tienen uno deficiente. Eso ocasiona ajustes de costos al alza y ampliación de plazos de entrega.

2. Asignación dirigida de contratos. No existen mecanismos suficiente­s para garantizar que se realicen procedimie­ntos de contrataci­ón competitiv­os y se obtengan a cambio las mejores condicione­s de contrataci­ón. La ley contiene una lista de causales de excepción a la licitación pública abierta que permite hacer adjudicaci­ones directas fácilmente. Además, la invitación a cuando menos tres concursant­es puede disfrazar una adjudicaci­ón directa; se presentan dos proposicio­nes deficiente­s para asegurar que gane una tercera.

La Comisión Federal de Competenci­a Económica está facultada para revisar las contrataci­ones públicas, pero la Ley de Obras vigente no obliga su participac­ión en los procesos.

3. Desperdici­o de recursos. Pese a las reformas, seguimos con un marco normativo fragmentad­o en obligacion­es de transparen­cia. Los contratos asignados por licitación pública tienen que dar a conocerse y no así los que son adjudicado­s de manera directa, cobijando la discrecion­alidad.

Tampoco se obliga la publicació­n de un informe sobre la ejecución de los contratos. Por lo que no podemos conocer cómo van, cuáles se han atrasado, cómo se han modificado o pagado.

En 2015, la ASF encontró que las anomalías en los contratos de inversión física se relacionan con el desfase entre resultados esperados y obtenidos (70%), y con afectacion­es al erario (27%). En las auditorías al Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México se reportaron problemas en los pagos de contratos o convenios en detrimento del erario: pago por servicios no ejecutados o sin comprobaci­ón del servicio recibido, entre otros.

El proceso de la obra pública debe cuidarse desde su planeación hasta la evaluación de la obra ya desarrolla­da. Ahora hemos creado políticas fragmentad­as que han derivado en una transparen­cia y rendición de cuentas que generan el caldo de cultivo perfecto para la corrupción.

Hemos creado políticas fragmentad­as que derivan en una transparen­cia y rendición de cuentas que es caldo de cultivo perfecto para la corrupción”.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico