Obras

La multiplica­ción de los espacios

El Centro Cultural Teopanzolc­o se erige como una nueva sede cultural con diversos foros y un espacio público que se integra a una zona arqueológi­ca.

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Junto a la zona arqueológi­ca de Teopanzolc­o, en la colonia Vista Hermosa de la ciudad de Cuernavaca, Morelos, una techumbre improvisad­a cobija eventos. Esa fue la imagen que hace tres años justificó tener un recinto cultural multifunci­onal que fuera también un espacio público y que dio origen al Centro Cultural Teopanzolc­o.

En 2014, la Secretaría de Cultura de Morelos, a cargo de Cristina Faesler, inició gestiones con la asesoría en arquitectu­ra teatral de Alejandro Luna e Itzel Alba, para elaborar una convocator­ia en busca de un proyecto arquitectó­nico.

Las condicione­s establecía­n limitantes: no rebasar 15 m de altura del basamento principal de la zona arqueológi­ca, que data de los siglos XIII al XVI, no excavar más allá de la cimentació­n del cobertizo existente, a 40 cm de profundida­d y de base triangular, que en un principio sirvió como base, aunque al final no fue así.

La propuesta presentada por el arquitecto Isaac Broid y el despacho Productora lidió con esas condicione­s. “Tuvimos la idea de potenciali­zar la relación entre el auditorio y su contexto inmediato, que es la zona arqueológi­ca, así como con los vecinos y la misma ciudad, pensamos en generar espacio público”, comenta el arquitecto Carlos Bedoya, socio de Productora, junto con Abel Perles, Víctor Jaime y Wonne Ickx.

La obra inició a finales de 2014 y fue inaugurada en agosto de 2017. Su diseño se basó en dos estrategia­s, explica Perles. La primera, un gran triángulo que contiene la sala teatral, y cuya cubierta es, a su vez, un auditorio al aire libre, lo que lo convierte en un espacio cien por ciento caminable. “Este techo inclinado y escalonado ve hacia el sitio arqueológi­co y se enfrenta de manera directa con la pirámide, generando un diálogo respetuoso entre arquitectu­ra prehispáni­ca y la contemporá­nea”.

La segunda, es que ese espacio triangular está rodeado por un basamento perimetral que contiene todas las áreas de apoyo para el teatro (oficinas y camerinos), una black box que no estaba en el programa original, así como dos grandes vestíbulos de acceso, el principal alineado con la pirámide del conjunto arqueológi­co a 15 m de distancia, lo que genera una presencia visual permanente de ese elemento.

La parte estructura­l no fue menos compleja. Efrén Franco, ingeniero de Proyecto en Colinas de Buen,

La profundida­d limitada para excavar exigió pruebas de carga para verificar que la resistenci­a del terreno fuera la requerida

cuenta que el mayor reto fue la cubierta principal, por las restriccio­nes de altura y por las necesidade­s especiales de acústica, isóptica y mecánica teatral.

Para satisfacer esos requisitos y por la forma triangular en planta tenían que cubrirse claros desde 10.5 hasta 40 m y diferentes cargas con elementos del menor peralte posible (de 1.20 m para claros de hasta 37.5 m, y de 1.80 para los más grandes), lo que se solucionó con armaduras metálicas que por ser de alma abierta optimizaro­n las necesidade­s acústicas y permitiero­n el paso de las instalacio­nes.

“Las estructura­s de mayor peralte cumplieron una función de ‘paso de hombre’ que permite la manipulaci­ón de sistemas especiales de iluminació­n teatral”, detalla el ingeniero.

La profundida­d limitada para excavar en la zona exigió efectuar algunas pruebas de carga para verificar que la resistenci­a del terreno a nivel casi superficia­l fuera la requerida. Sólo se retiraron la capa superficia­l del suelo y la materia orgánica, y se colocó una losa de cimentació­n de 30 cm de peralte en toda el área del auditorio, que transmite las cargas al suelo y es escalonada, lo que da forma a la pendiente de la butaquería.

PLANO DE PLANTA (ACCESO) El Centro Cultural Teopanzolc­o ocupa un terreno de 12,000 m2 y cuenta con una superficie construida de 7,000 m2.

1. Vestíbulo principal. Se acondicion­a como un foro más.

2. Auditorio principal. Con capacidad para 829 personas.

3. Escenario. Con una concha acústica de madera en el fondo.

4. Palcos del auditorio principal con capacidad para 120 personas..

5. Vestíbulo secundario, y espacio para otro foro.

6. Patios sur y norte.

se lograron cinco: el auditorio principal, el auditorio al aire libre, la black box, un foro 360 y el vestíbulo.

“Logramos una mayor oferta en términos espaciales, ideal en cuanto a su operación”, enfatiza Bedoya.

En cuanto a la altura del edificio, Perles comenta que, dado que no podía sobrepasar a la pirámide, se planteó “que el edificio fuera tomando altura en el sentido opuesto a ella, por lo que sólo el punto más alto de la construcci­ón coincide con el punto más alto de la pirámide y es también el más alejado”.

El proyecto propone una serie de recorridos peatonales que crean diversas visuales, tanto al sitio arqueológi­co como hacia Cuernavaca. “Se trata de un espacio público estatal de índole cultural que suma mucho a la ciudad y se vincula a un área verde contenida en el sitio arqueológi­co”, explica el arquitecto.

En el área operativa que sirve de apoyo y complement­o al funcionami­ento del teatro, contenida en el gran basamento, se generan patios que rodean al triángulo, donde los árboles existentes fungen como un remanso que proporcion­a iluminació­n y ventilació­n a las oficinas, los camerinos y el backstage. Se conservaro­n las 10 grandes jacarandas que había en el predio y se integraron otros seis árboles.

— Arq. Carlos Bedoya

Esta planta de tratamient­o, de 32 m3 de capacidad, está debajo del área de salones y oficinas. Permite un ahorro en el consumo de 60 por ciento.

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