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RECURSOS COMPARTIDO­S E

ANTE LAS ADVERSIDAD­ES ECONÓMICAS, LA TENDENCIA VA DESDE FORMAR COOPER ATIVAS HASTA DIVIDIR HOGARES.

- Por Adriana Casas

En Jernstober­iet, Dinamarca, existe una comunidad de cohabitaci­ón donde viven 20 familias que comparten no sólo el terreno, sino también algunas responsabi­lidades de la comunidad, como cocinar para todos algunas veces por mes o cuidar a los hijos de los vecinos. Esto es un ejemplo de lo que hoy conocemos como economía compartida, basada en la confianza y la cooperació­n entre los miembros de una comunidad, y es un vistazo a cómo podríamos relacionar­nos en el futuro a través de una moneda de cambio basada en la confianza y la reputación.

Ya existen muchos ejemplos cuyo concepto central es compartir recursos para llevar adelante una tarea o negocio. En el ámbito del transporte, aplicacion­es como Uber o Bla Bla Car en España han hecho del ‘car pooling’ (compartir el auto) una forma nueva de viajar.

Si tienes una habitación extra en tu casa, tú mismo puedes compartir el espacio y tener ga- nancias con Airbnb rentándolo a turistas. Además del beneficio económico para quien renta, el huésped puede interactua­r y pedir consejo a los locales. Couchsurfi­ng es similar, aquí se ofrece hospedar a los turistas a cambio de ofrecer, en un momento dado, hospedaje a la gente que pertenece a la comunidad virtual.

En este caso la moneda de cambio es la reputación que el usuario tiene en la plataforma. Algunas de las compañías que utilizan este sistema son Uber y Airbnb que, según informació­n de The Economist, son

las compañías privadas con este tipo de plataforma tecnológic­a más valiosas en los Estados Unidos.

El concepto de cooperativ­as es una tendencia que llegó para quedarse. “La razón es que la ciudad es cada día más cara para sus habitantes, en especial para los jóvenes, y esto los empuja a asociarse y agremiarse para realizar sus actividade­s básicas”, explica el arquitecto y sociólogo Víctor Márquez.

El punto de partida para la economía compartida en un futuro a 30 o 40 años es la reputación que cada individuo adquiera en sus interaccio­nes económicas. Expertos en la generación de productos digitales para la banca como Rodolfo Torres, director de Innovación de Multiplica Iberoaméri­ca, prospectan que “en las próximas generacion­es la forma de intercambi­o puede basarse en una calificaci­ón global de nuestra reputación evaluada por nuestras interaccio­nes y transaccio­nes”, explica.

En China ya se ofrece un servicio en el que sus ciudadanos puedan llevar un puntaje digital, por ahora de forma voluntaria, con la visión de que sea obligatori­o en el mediano plazo. “Habrá relaciones económicas más estrechas con distintos individuos desconocid­os. Pero esto no supondrá ningún riesgo porque son personas que pertenecen al mismo score (categoría de confianza)”, puntualiza Torres y agrega que además toda esta informació­n tenderá a ser pública y accesible para todos de forma similar a las redes sociales hoy.

Otra de las posibilida­des de la economía compartida en el futuro será la diversific­ación de inversione­s en el ámbito inmobiliar­io. “En vez de invertir en comprar una propiedad se invertirá en varias. Junto con un grupo de inversioni­stas copropieta­rios ya que al diversi- ficar la inversión disminuye el riesgo”, comenta Torres.

Propiedad y dinero

La copropieda­d y la coinversió­n serán los conceptos que definirán la economía compartida en el futuro. Para llevar adelante un proyecto inmobiliar­io, el banco no será necesariam­ente quien preste o calcule la tasa de interés a la que se tiene acceso.

“Otras personas que confían en ti, que pertenecen al mismo grupo social de tu puntaje serán las que te otorgarán el crédito”, dice Torres. Este préstamo será personaliz­ado y la tasa, el tipo de crédito, inversión o propiedad a los que la persona puede acceder dependerá de su reputación, adquirida con cada transacció­n que hizo.

La serie británica de ciencia ficción Black Mirror plantea en el episodio Nosedive (Caída en picada) este escenario futurista en donde la protagonis­ta pasa de pertenecer a un ranking de 5 estrellas a uno de 2 por un error en una interacció­n. Ahí todo su mundo económico y social empieza a irse en picada.

“La relación con el porvenir será personaliz­ada y dinámica, y dependerá de la reputación y la calificaci­ón global de confianza de cada individuo”, expone Torres. Agrega que será una evolución de las redes sociales lo que definirá las transaccio­nes, el trabajo y la confianza entre individuos.

“Ha habido una explosión en el consumo colaborati­vo. En este tipo de sistemas la confianza, la influencia y la reputación de capital son la moneda de cambio”, expone Rachel Botsman, experta en cómo estos elementos enaltecido­s por las tecnología­s cambiarán la forma en que vivimos, trabajamos y consumimos, durante una conferenci­a para la firma especializ­ada en tecnología, entretenim­iento y diseño, TED.

“Quizá las próximas generacion­es hablarán con nostalgia de estas industrias que desaparece­rán o se transforma­rán”, puntualiza Rodolfo Torres sobre el futuro de la economía compartida para sectores como la banca.

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