HOSPITALES LÍQUIDOS
LA GENÉTICA, LA BIOLOGÍA MOLECULAR Y LA BIOMEDICINA CAMBIARÁN LA INFR AESTRUCTUR A HOSPITAL ARIA.
UUn chip casi invisible que monitorea un cuerpo de manera remota, un escáner del tamaño de un chícharo para revisar los órganos, una reprogramación de genes o un avatar de carne y hueso salido de nosotros mismos o de un ser querido que ha muerto. No es fantasía, los futurólogos de la medicina lo vislumbran así.
El futuro traerá muchos cambios en la infraestructura de los hospitales: en los equipos, el avance de la tecnología y en la organización de la información en bases de datos inimaginables, el llamado big data.
En algunos países ya los hay. Están hechos como centros comerciales e incluyen almacenes de medicina donde conviven clínicas generales, consultorios muy especializados, laboratorios, farmacias, universidades de medicina y centros de investigación en diversos campos, por ejemplo, de genética. Todo en un combo.
“El hospital pasará a ser más líquido”, dice Jaume Ribera, director del Centro para la Investigación en la Gestión de la Innovación en el Sector Sanitario en Barcelona.
“Esto obligará a la planificación de inversiones y construcción de centros de forma coordinada, porque su ámbito de influencia no se estará limitado a sus paredes físicas”.
La telemedicina tiene que ver con esto. En el Amazonas la gente de una aldea brasileña, a la que sólo se llega en helicóptero, por primera vez ha podido ver a un médico, cuenta Mariana Romero Roy desde Miami. Ella es directora de Desarrollo de Negocios e Inteligencia de Global Health Intelligence, una empresa que hace investigación en el área de salud y maneja grandes bases de datos.
El Hospital israelita Albert Einstein instaló una pequeña clínica con una computadora y envió a practicantes para que acompañasen a los pacientes: ellos guían la consulta, pero el que diagnostica y medica es el doctor, quien se encuentra a muchos kilómetros de ahí.
En las próximas décadas la constante será disminuir la espera en las salas de emergencia y ayudar a más personas con dificultades para desplazarse.
“La medicina va a estar más individualizada”, opina Hugo Barrera, pionero del diagnóstico molecular y la biología mole- cular humana en México, quien también ha realizado estudios en Estados Unidos y Francia.
Los centros médicos tendrán todo en un mismo lugar y contarán con la tecnología para hacer tratamientos con base en células madre, además tendrán mayor alcance y sin necesidad de buscar espacios muy alejados del especialista. “Será un lugar donde se pueda tomar células del paciente, donde además haya un laboratorio sofisticado de edición genómica, para hacer una corrección y aplicarlo ahí mismo al sujeto”, señala el biomédico. “Quizá de un día para otro, en el tiempo que está internado para hacerle el chequeo, sea posible secuenciar su genoma”.
El científico imagina un lugar donde quizá no te lleven al quirófano, sino a una área experimental donde los especialistas leerán los genes, tomarán muestras de células adiposas o de otra fuente de sangre para hacer reprogramaciones y correcciones por ciertas enfermedades. “Es un poco como cuando veíamos ‘ Viaje a las estrellas’, e integraban el escaneo y las cabinas de tratamiento”, explica Barrera.
En países como Alemania o Estados Unidos usan dos tecnologías propias para controlar desde la nube. En el hospital de Harburg controlan 3,000 puntos: oficinas administrativas, consultorios, accesos vehiculares, laboratorios, farmacias, algunos quirófanos, comedores, bibliotecas y áreas comunes. Todo a control remoto, con un sistema donde una persona puede tener acceso a diferentes lugares con una credencial, con su huella o con una conexión de celular, donde se almacena toda la información de los usuarios.
Estamos ante un cambio grande, “el cambio del siglo”, pontifica Ray Kurzweil, director de ingeniería de Google, experto en inteligencia artificial. También habla de cómo la nube y un celular conectarán el neocortex del cerebro humano, que es 80% de la materia con la que pensamos. Incluso hay pacientes de Parkinson que cuentan con un implante conectado del tamaño de un chícharo pero dentro de 20 años podría ser del tamaño de un glóbulo rojo que, además, no necesitará de cirugía, porque llegarán a tu cerebro a través del torrente sanguíneo.
“Podrán hacerse respaldos de pensamientos: en el teléfono se guardaría lo que no es biológico y podrá entender, modelar y simular la parte biológica, que también queda registrada. Dentro de cien años a la gente le parecerá increíble que viviéramos el día a día sin almacenar el registro mental”, expuso Kurzweil en una de las tantas charlas que ha dado en TED.
Dominará la medicina predictiva y sólo en última instancia será curativa — Biomédico Hugo Barrera